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Crítica | Festival de San Sebastián

'Los Tigres' apuesta por ser un thriller atmosférico bajo el agua que secuestra el oxígeno al verlo

La película dirigida por Alberto Rodríguez y coescrita con Rafael Cobos vive su estreno mundial en San Sebastián y llegará a las salas de cine el 31 de octubre

Madrid·
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Bárbara Lennie y Antonio de la Torre en un fotograma de la película 'Los Tigres'
Bárbara Lennie y Antonio de la Torre en un fotograma de la película 'Los Tigres' · Fotografía: Julio Vergne / Buena Vista International

‘Los Tigres’ cuenta con Alberto Rodríguez como capitán del barco (en la dirección y el guion), Rafael Cobos como timonel (también en el guion) y Bárbara Lennie y Antonio de la Torre como marineros. Estos últimos, actriz y actor al servicio de la historia de dos hermanos atrapados en una vida de carencias económicas y afectivas. Los cuatro son las cabezas más visibles y reconocibles de una película original de Movistar Plus+ producida por Kowalski Films, Feelgood Media, Mazagón Films AIE y Le Pacte que llegará a las salas de cine el 31 de octubre de la mano de Buena Vista Internacional y que acaba de vivir su estreno mundial en el Festival de San Sebastián. Hechas las presentaciones pertinentes (y comparaciones marítimas ‘ad hoc’), toca añadir que lo que han conseguido los responsables de ‘Modelo 77’ y ‘La peste’ es dar forma a un thriller atmosférico que secuestra la respiración del espectador desde el primer minuto y no lo suelta hasta que historia y personajes respiran.

Los hermanos Estrella y Antonio, que se hacen llamar (historia de infancia mediante por descubrir) ‘Los Tigres’, comparten casa y penurias económicas. Ella ansía huir de su vida en las marismas de Huelva, a las que volvió para encargarse del cuidado de su padre enfermo. Sin embargo, no termina de atreverse a dar el salto y dedicarse a lo que realmente le apasiona y para lo que se preparó, la bilogía marina. No quiere dejar solo a su hermano. Él malvive con su sueldo de buzo sin que le llegue siquiera para pasar la pensión a su exmujer y ocuparse como debería/querría de sus dos hijas. Además, la profesión es dura y corta (el cuerpo tiene un aguante limitado). Lo saben bien ambos, su padre era también buzo y fue quien les inculcó la pasión por el agua, por sumergirse cuanto más profundo mejor y por el chute de adrenalina que eso supone. La diferencia entre Antonio y Estrella, o al menos una de ellas, es que para Estrella el límite está en los 20 metros, que es lo que le permite soportar una lesión en el oído derecho sufrida de niña por la que perdió audición. Una característica que se trabaja no solo desde lo visual (el audífono), si no también desde el departamento de sonido, intentando transmitir cómo es para Estrella escuchar sin ese apoyo técnico . Desesperados por salir del hoyo, un día tropiezan con cocaína escondida en el casco de un barco y deberán decidir si se agarran a esa tabla de salvación o dejan pasar la oportunidad.

Con ese argumento y planteamiento sobre la mesa, ‘Los Tigres’ apuesta por exprimir al máximo, tanto en lo visual como en lo sonoro, pero también como herramienta generadora de tensión, un mundo subacuático que se convierte en corazón de la película. Donde mejor funciona el thriller, en su sentido más puro, es en esas escenas bajo el agua en las que sus protagonistas –especialmente Antonio de la Torre– se sumergen una y otra vez, ya sea para arreglar el casco de un barco, recuperar un cuerpo sin vida de un coche que se salió de la carretera precipitándose a un embalse, el de un buzo caído en acto de servicio o un fardo de cocaína. Cada vez que hay una inmersión, la cámara se sumerge también trasladado a quien está al otro lado de la pantalla a ese mundo de oscuridad y falta de oxígeno. Desde la dirección, Alberto Rodríguez consigue que esa sensación de peligro constante y de carrera contra el tiempo (el que dura una botella de oxígeno) se convierta en una sensación continua de opresión, de agobio.

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