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Crítica | Cine

‘Última noche en Milán’, thriller nocturno y claustrofóbico sobre la integridad y lo que es justo

La película, que se estrenó a nivel mundial en el Festival de Berlín, llegó el viernes a Filmin y tiene como protagonista al actor italiano Pierfrancesco Favino

Madrid·Actualizado: 18.11.2023 - 06:54
 Pierfrancesco Favino es Franco Amore en el thriller ‘Última noche en Milán’
Pierfrancesco Favino es Franco Amore en el thriller ‘Última noche en Milán’ · Fotografía: Filmin

Andrea Di Stefano y Pierfrancesco Favino son los dos nombres propios que avalan ‘Última noche en Milán’ (‘L’ultima notte di Amore’ en el original). El primero es su director y guionista, responsable de los guiones y dirección también de ‘The informer’ y ‘Escobar: Paraíso perdido’. El segundo, Favino, es el actor que junto con Toni Servillo lo hace (casi) todo en Italia. De la colaboración entre ambos ha salido un thriller rodado a la antigua usanza –en 35mm y música setentera, según ha explicado Di Stefano–. Se estrenó a nivel mundial en el pasado Festival de Berlín, desembarcó en las salas de cine italianas en marzo y ahora, desde el pasado viernes, ha pasado a estar en el catálogo de Filmin.

El Amore del título original, conviene aclarar, no hace referencia al sentimiento universal, si no al protagonista de la película, de nombre Franco y apellido Amore. Un policía a punto de jubilarse tras más de 30 años dejándose la piel en el cuerpo y patrullando las calles milanesas. La trama -de alta tensión, giros y muchos nervios entre todas las partes implicadas– se desarrolla en su última noche antes de entregar placa y pistola en comisaría y dar un discurso de despedida que lleva días redactando. Sin embargo, la catástrofe y el caos se desencadenan cuando, haciendo un encargo para unos empresarios chinos, su compañero y amigo Dino muere tiroteado.

‘Última noche en Milán’ platea de entrada una situación de ratonera para su protagonista para enfrascarse después en cómo se resuelve, si a su favor o en su contra, y qué peaje ha de pagar por la decisión tomada de hacer un servicio que a todas luces no parecía dentro de la legalidad. Algo que, todo sea dicho, ya hacía antes, aunque más a pequeña escala. Según las notas del director pasadas por Filmin de cara al estreno, es algo que Di Stefano descubrió documentándose para el guion como algo común entre los agentes. Un buscarse otros trabajos secundarios que no tiene que ver con la ambición o querencia por lo ilegal, si no con el sueldo de un policía milanés (entre los 1.400 y los 1.800 euros). Puede ser como fontanero, conducto o cualquier otro similar. En el caso de Franco Amore, que acepta empujado en parte por su mujer y el primo de esta, acaba siendo algo fuera de la ley que tanto ha defendido.

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