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Crítica

'Yo, adicto': Javier Giner y Oriol Pla bailan juntos en el precipicio en un autorretrato kamikaze

La serie de seis episodios, ya disponibles en Disney+, convierte el libro de Giner en un relato absolutamente personal que pretende funcionar como terapia colectiva

Madrid·Actualizado: 30.10.2024 - 23:36
Oriol Pla y Javier Giner en el rodaje de la serie de Disney+ 'Yo, adicto'
Oriol Pla y Javier Giner en el rodaje de la serie de Disney+ 'Yo, adicto' · Fotografía: Quim Vives / Disney+

La historia la escriben los vencedores, y Javier Giner escribe ahora su propia historia porque venció. Aunque él mismo se cuida de no utilizar glosario belicista en su discurso sobre la adicción: curarse de ella (o controlarla) es, si acaso, dejar de batallar contra uno mismo, como contaba 'Yo, adicto', el libro (ensayo, autoayuda, reportaje ficcionado, todo a la vez) que publicó Paidós en 2021. Tres años después, la experiencia de Giner en la clínica de desintoxicación que -en sus palabras- le salvó la vida es una serie cuyos seis episodios se estrenan el 30 de octubre en Disney+.

'Yo, adicto' es, ante todo, un autorretrato, una confesión íntima, descarnada, sin pudor. Oriol Pla interpreta a un personaje llamado Javier Giner que, en el primer capítulo, está tan enganchado a la cocaína que acaba necesitando que su madre le rescate, económica y físicamente, y lo ingrese en una clínica. Es la historia real del propio Giner, que firma como creador junto a Aitor Gabilondo, escribe los guiones y dirige los primeros episodios (Elena Trapé dirige los últimos, y Gabilondo, Jorge Gil y Alba Carballal han participado en la escritura de guiones).

Giner ya volcó esa confesión tan cruda en el libro, probablemente una de las razones detrás de un éxito que le ha llevado a acumular ya nueve ediciones. Su adaptación suponía un reto poliédrico. Para empezar, porque no contenía una narración tradicional compuesta de la típica estructura planteamiento-nudo-desenlace, ni tenía personajes propiamente dichos: todo era una sucesión de reflexiones, anécdotas y aprendizajes que el autor había recopilado durante sus meses en la clínica. Convertir eso en una serie requería un profundo proceso de invención, ficcionalización y construcción de tramas, personajes y escenas. Además, Giner no tenía una gran experiencia creando ficción audiovisual, aunque haya trabajado en la industria durante décadas (gestionando la comunicación de la productora El deseo y Penélope Cruz, mayormente). En definitiva, a priori no era este un proyecto por el que uno pondría la mano en el fuego.

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