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Crítica | Series

'Paradise': de giros, trampas y atrapar al espectador dándole lo que espera en dosis controladas

Dan Fogelman firma la creación y escritura de un drama de gente atrapada en un espacio reducido con un misterio, el clásico quién ha sido, en el centro de la historia

Madrid·Actualizado: 30.01.2025 - 06:30
El actor Sterling K. Brown en una imagen de la serie 'Paradise'
El actor Sterling K. Brown en una imagen de la serie 'Paradise' · Fotografía: Disney+

A estas alturas de la serie –el embargo se levantó unas horas después del estreno de la misma el pasado martes– podría hablarse sin temor a consecuencias burocráticas de lo que hace que ‘Paradise’, la nueva serie del creador de ‘This is us’, Dan Fogelman, sea tan adictiva y, en cierto y controlado momento, sorpresiva. Pero, por respeto a quien aún no se ha asomado a ella en Disney+, mejor dejarlo estar. Después de todo, y más allá del giro (no tan loco como el de ‘Sugar’), la ficción protagonizada por Sterling K. Brown, James Marsden y Julianne Nicholson tiene los ingredientes suficientes, contables y sustanciosos como para hablar de ella sin arruinar la sorpresa a los rezagados.

Quienes vieran ‘This is us’ sabrán de la querencia de Dan Fogelman, creador de ambos títulos, por los giros sorprendentes al final del primer episodio. De esos que cambian las reglas del juego planteado durante los 40 o 50 minutos previos. Siendo series que se mueven en terrenos distintos, que no opuestos, lo que plantea en ‘Paradise’ es un ‘whodunit’ de manual en el que un personaje principal, íntegro y heroico deberá resolver un caso: quién ha matado a una de las personas más poderosas en ese pequeño mundo que es el de ‘Paradise’. El adalid de la justicia es nada más y nada menos que un Sterling K. Brown en estado de gracia y por el que algunos críticos del otro lado del charco han considerado que vale la pena ver la serie. No les falta razón.

En su papel como guardaespaldas del presidente, Brown, que en la ficción se llama Xavier, funciona como el héroe clásico que es un cúmulo de virtudes: viudo doliente, padre entregado y servidor público con una hoja de servicio inmaculada. Con un currículum así, ¿cómo no va a caer bien y querer el espectador que los planes le salgan bien? Sobre todo porque, en “una localidad tranquila entre cuyos habitantes se encuentran algunas de las personas más influyentes del mundo”, como reza la sinopsis, el común de los mortales se pondrá siempre y rápido de parte del hombre común.

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