Entrevista
Así se tejió el guion de 'Puntos suspensivos', un thriller con aroma a clásico que se despega “del que suele hacerse en España”
David Marqués y Rafa Calatayud Cano desmenuzan el porqué de cada decisión tomada en una película que rinde tributo al cine y la literatura de misterio y suspense
‘Puntos suspensivos’ -producida por Morena Films, estrenada en septiembre en salas y que acaba de desembarcar en Prime Video- es una de esas películas que retan al espectador haciéndole partícipe de su juego. También es, dicho por sus guionistas, un homenaje a un tipo de cine y de novelas: el thriller de misterio y suspense. Con ellos, con David Marqués –que también ha dirigido la película– y Rafa Calatayud Cano, hemos hablado sobre el proceso de escritura de un guion atípico en muchos sentidos. Desde su distancia con el “thriller que se suele hacer en España” –más escorado hacia la acción– a esa estructura no lineal en forma de puzzle en cuyas piezas abundan los homenajes, guiños y referencias con aroma a clásico.
En ‘Puntos suspensivos’, que se encuentran inmersa en plena carrera de premios con la mira puesta en los Goya, todo comienza con la visita de Jota (José Coronado) a Leo (Diego Peretti). El primero dice ser un periodista. El segundo es un escritor de ‘best seller’ que firma con el pseudónimo Cameron Graves sus novelas y cuya identidad solo conoce su editora, Victoria (Cecilia Suárez). La primera decisión sobre la escritura que llama la atención es esa estructura de novela (por capítulos) que no sigue una narración lineal. Así la recibe el espectador, retado a reunir las piezas y armar el puzzle. Pero, ¿cómo fue escrita? “En realidad”, cuenta Calatayud, “nosotros teníamos el principio de que llega este personaje extraño, que sabe cosas de ti, que te está presionando, que te dice…”. Con eso en mente, y el final también, después se plantearon introducir un flashback, pero no uno cualquiera, uno mostrando “lo que ha ocurrido antes de que tú lo veas como si fuera una historia que tú no conoces”.
El objetivo (conseguido) era hacer “que el espectador sea partícipe un poco de cómo se va creando la historia y de cómo va cambiando también tu perspectiva de los personajes y de la historia según vas avanzando. Al final, no es que tuviéramos un plan preconcebido y luego se hiciera. Si no que teníamos un principio y un final y luego vimos de qué manera podíamos estructurarlo para que todo eso funcionara y no hubiera huecos”. “Lo difícil”, continúa Calatayud sobre cómo hacer todo eso encajar, “era que cada capítulo es como un compartimento estanco de personajes y de historia que tiene que funcionar para el final. Nosotros hablamos hasta el asco, probamos todo y vemos lo que nos funciona y lo que no. A veces intentas hacer una cosa, la pruebas de verdad y luego dices: ‘Es que esto no va, no funciona’. Es verdad que le damos muchas vueltas”.
De lineal, más bien poco
El guion no es lineal. La escritura tampoco lo fue. El rodaje se intentó, pero rodar en Extremadura y en diciembre, tiene sus inconvenientes. “El tiempo es muy variable, las horas de luz son muy cortas, y eso nos condicionaba mucho a la hora de rodar. La idea era hacerlo cronológicamente, pero igual llegabas al día siguiente y había lluvia, entonces tenías que cambiar el plan de rodaje y adaptarte a eso y aprovechar. Pero claro, el sueño de todo director es poder rodar la película cronológicamente. Y para los actores, pues también”, recuerda quien estuvo tras la cámara como director. Con un guion tan sólido y con una estructura tan marcada, cabría pensar que el montaje fue ir sumando escenas guiándose por él. Sin embargo, Marqués reconoce que también jugaron durante esa fase con el material: “Habíamos probado muchas cosas cuando se escribió. Ya teníamos claro que esa era la estructura correcta para que todo cuadrase, pero es cierto que luego te pones a rodar y de pronto se te ocurren cosas nuevas que adaptas o cambias. Y, luego, en montaje, también. A pesar de que íbamos con la mentalidad férrea de esto es así y tal, sí que hubo cosas que cambiamos y confirmamos que quedaba mejor. Íbamos jugando”. Una de las partes más difíciles del engranaje, por el planteamiento de la historia, es que cada actor, como resume Marqués, tuviese claro dos cosas: “Qué máscara estoy llevando en este momento. Qué capa de la cebolla aún no me han quitado”.
Viendo ‘Puntos suspensivos’ es inevitable, si se le tiene cierto apego al cine de misterio y suspense, acordarse de algunos títulos que lo han hecho grande. “Hay unas referencias muy claras en el tipo de cine que estábamos homenajeando, o rindiendo tributo, el cine de suspense clásico. Hay una serie de películas que son ‘La huella’, ‘La soga’, ‘La trampa de la muerte’, ‘Misery'… que teníamos muy presentes todo el rato”, explica David Marqués. Jugaron con ellas a ver cómo podían introducir secuencias reconocibles de esos títulos en su propia película. “En el fondo, lo que estamos haciendo es construir una película en base a guiños a otras películas. Era esencial”, resume el director, que va más allá en ese planteamiento: “Es un homenaje no solo a este tipo de películas, sino también a un tipo de novela my concreta, ese thriller de suspense que se vende mucho, esos 'best seller'”. Se nota en la estructura por capítulos, en los diálogos con continuas referencias y hasta en las portadas de los libros que aparecen. Después de todo, el protagonista es, precisamente, un autor de ese tipo de novelas superventas. Aunque en menor medida, y solo en la primera parte, también hay un poco de ese spaghetti western de Sergio Leone, aunque, apunta Marqués, “Leone jugaba mucho con el silencio, y aquí no, aquí están todo el rato lanzándose y disparándose palabras, a ver cuál duele más al otro”.
Lo que no hay es acción. ‘Puntos suspensivos’ no es ese tipo de thriller. En parte, según explica Rafa Calatayud Cano, porque la concepción de la película se remonta a tiempos pandémicos, donde había restricciones para los rodajes y pensaron en que, dadas las condiciones del momento, una película ‘fácil’ de rodar sería una como ‘La huella’, sin extras, con pocos actores, una localización y un equipo pequeño. “A partir de ahí fue creciendo. El tipo de películas que se homenajean no tienen grandes escenas de acción, son grandes escenas de revelación, de sorpresa, de giro… pero son todos giros dialécticos o de trama, no de que de repente cojo el coche y lo estrello”, resume.
Vivir las reacciones del público y la siguiente parada
El recorrido de ‘Puntos suspensivos’, desde que surgiese como idea hablando por teléfono en pandemia hasta estos últimos días de campaña para estar en los Premios Goya, ha sido largo y se han ido sucediendo etapas. Una de la que David Marqués disfruta especialmente es la de acompañar la película en su periplo por festivales. “Me apetece mucho que se vea festivales, siempre me ha hecho mucha ilusión, porque tengo curiosidad por ver cómo funcionan las películas con un público de fuera. El primer festival en el que estuvimos fue el de Bruselas, el de cine fantástico. Es un festival que tiene una costumbre: el público grita, comenta la película. Tienen hasta unas normas, si sale una puerta, gritan algo. Cada pase es una fiesta”, rememora. Suena "divertido", como en España la Muestra Syfy, pero, claro, como guionista y director, la perspectiva puede ser distinta.
El caso es que ‘Puntos suspensivos’ consiguió mantener la sala en silencio, tras algún que otro grito inicial. Y, según cuenta su director, en el coloquio posterior les comentaron que “creían que era la proyección más silenciosa que habían habido nunca”. De Bruselas volvieron con el premio a mejor thriller bajo el brazo. Ahora, en el catálogo de Prime Video, lo que les queda para conocer las reacciones son las redes sociales. Solo pide al espectador que tenga paciencia, que “espere por lo menos cinco minutos para ver que esta película, a pesar de cómo está planteada, es una película muy entretenida”.
Y ahora, ¿qué? “Nosotros no paramos de escribir, tenemos un montón de proyectos. Lo que pasa es que poner en pie una película se tarda mucho. Tenemos muchas cañas lanzadas y están picando los peces, pero la primera que se doble es la que sacamos. A mí me gustaría seguir explorando este género, que siempre me ha gustado mucho y hasta ahora siempre había hecho comedia, excepto ‘Dioses y perros’, pero es mi género favorito como espectador. En realidad me apetece hacer este tipo de películas. De esas tenemos alguna en el cajón preparada, y esperemos que salgan más pronto que tarde”, avanza sobre sus planes David Marqués.
A su lado, en una pantalla partida por Zoom, su compañero de escritura reconoce que sienten el “gusanillo” de seguir en la línea marcada por ‘Puntos suspensivos’ y que quizá puedan seguir en ella si se da “una reacción interesante en productores con la película y quieren apostar. Porque en realidad, era una apuesta. Porque verás muchas películas este año, pero no verás una como esta en el cine español. Se sale un poco del thriller que se suele hacer en España. Es una película que podría suceder en Francia, Estados Unidos o Italia, con los mismos personajes, la misma historia… Era un riesgo hacerla y nosotros queremos más riesgos de estos. A ver si nos dejan o nos cogen más cosas de este tipo”.
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