Entrevistas

Santi Amodeo: “No hago el cine naturalista que se lleva, pero siempre he tenido mi público”

Hablamos con el director y guionista sobre 'El cielo de los animales', una adaptación de relatos cortos del escritor David James Poissant sobre la pérdida

Málaga·Actualizado: 21.03.2025 - 13:30
Santi Amodeo visita el set de Kinótico en el Festival de Málaga, donde compite por la Biznaga de Oro con 'El cielo de los animales'
Santi Amodeo visita el set de Kinótico en el Festival de Málaga, donde compite por la Biznaga de Oro con 'El cielo de los animales' · Fotografía: Kinótico

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“Cuando empecé a hacer películas con Alberto Rodríguez, se producía mucho menos. Llegar al cine tan joven era una cosa rarísima, porque se entraba en la industria a través del oficio y nosotros lo conseguimos gracias a un corto que tuvo mucho éxito. No sabía si íbamos a tener futuro”. 25 años después, los directores de ‘El factor Pilgrim’, la única película que rodaron juntos, siguen dando guerra. Santi Amodeo regresa al Festival de Málaga como uno de los pocos veteranos, junto a Gracia Querejeta, de una competición en la Sección Oficial llena de nuevas voces. “‘Por donde pasa el silencio’ es una de las tres películas españolas que más me gustó el año pasado. Es un cine diferente al que yo hago, pero me gustaba la rabia y la magia que tenía dentro. Se están haciendo grandes óperas primas”.

El director de ‘Astronautas’ pone en imágenes los relatos del escritor estadounidense David James Poissant en 'El cielo de los animales', una colección de cuentos sobre la pérdida que habla de difuntos pasados y futuros: los que fueron, los que serán y los que se van ante nuestros ojos. Raúl Arévalo, Manolo Solo, Jesús Carroza, Paula Díaz, África de la Cruz, Claudio Portalo protagonizan una historia episódica que va a contracorriente del nuevo cine de autor español, a pesar de que Amodeo insiste en que sus películas siempre han tenido un público.

¿Qué se siente al estar compitiendo en Málaga?

Sé que es un tópico, pero es la realidad. Estoy muy vinculado al festival desde el principio y porque he venido de todo, como público, como jurado, me dieron el premio Eloy de la Iglesia y esta es la segunda vez que estoy concursando. Málaga cada vez crece más y tiene más músculo. La industria ha cambiado de una manera que como la taquilla en realidad es muy raquítica para el 90% de los de las películas, la manera de diferenciarse es que haya ruido y los festivales hagan ruido, y Málaga y San Sebastián son los que más pesan en ese sentido. Como cada vez es más difícil, al enterarte de que estás dentro cuando muchos otros se han quedado fuera de los festivales, sientes una especie de alivio. Llegar es la meta. Si después pasa algo más ya es maravilloso.

Manolo Solo y Jesús Carroza, en un fotograma de 'El cielo de los animales', de Santi Amodeo
Manolo Solo y Jesús Carroza, en un fotograma de 'El cielo de los animales', de Santi Amodeo · Fotografía: Grupo Tranquilo PC

¿Cómo de importante es un festival para tu cine que haces un cine de autor y con una personalidad muy marcada?

Siempre recuerdo que mis películas van bien en taquilla. No soy un autor marciano y tengo mi público, siempre lo he tenido, no, pero es verdad que casi todas mis películas han cogido vuelo en los festivales. Todas ellas han seguido esa ruta, salvo ‘¿Quién mató a Bambi?’, que tenía un corte más popular y no la presentamos en ninguna parte. Los festivales dan ese primer empujón a las películas, sobre todo ahora. Es el mayor impulso que hay. La crítica te puede acompañar, pero lo que más cambia la vida de las películas son los festivales. Nunca he dado tantas entrevistas sobre mi trabajo como cuando he presentado una película en un festival como Málaga. Es que ni de broma.

¿Qué fue lo que te llamó la atención de ‘El cielo de los animales’, los relatos del escritor estadounidense David James Poissant?

Estaba rodando en Argentina cuando mi director de arte me lo regaló y me dijo: "Tu próxima película". Eso me lo han dicho muchas veces, pero nunca se había cumplido. Estando en Buenos Aires con tiempo libre, me puse a leer y desde el principio vi que, aunque fuera un escritor norteamericano, su universo encajaba de forma natural en Andalucía. Con ‘El hombre lagarto’, el tercer relato de la película, sentí que esta historia que transcurría en Florida podría pasar perfectamente en las marismas del Guadalquivir. ‘La nadadora’, ambientada en una urbanización decadente, me recordaba a las urbanizaciones playeras de Huelva, de Cádiz, de la Costa del Sol… Desde ese punto de vista encajaba perfectamente, pero es que además me recordaba a la forma en la que la cultura andaluza asume la muerte como una parte de la vida. Es una mirada casi vitalista, aunque no lo parezca. Es algo que quería que estuviera en la película y que ya estaba de fondo en los relatos de Poissant.

¿Por qué decidiste avisar al espectador en los créditos iniciales de que iba a ver cuatro historias sobre la pérdida?

Qué buena pregunta, porque eso ha sido un debate con los productores. Desde el principio yo quería hacer cuatro, porque eran los cuatro que realmente me gustaban. Había otros a los que veía posibilidades, pero cuando yo imaginaba en mi cabeza la película y cuando empecé a escribir me di cuenta de que esos cuatro eran los que tenían chicha. Lo que pasa es que cuatro es un número raro. En los primeros pases que he hecho de la película, casi todos con guionistas y directores amigos míos a los que le enseño la peli cuando no está cocinada del todo todavía, me decían que faltaba una. No sé por qué te piden que sean impares, pero cuatro me encajaba por una cuestión de actos, que es una estructura muy clásica para escribir. Avisar al espectador me parecía algo brechtiano. Yo te digo lo que vas a ver, pero lo importante es cómo ocurre.

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¿Tiene que ver el fondo melancólico de la propuesta con tu decisión de rodar la película en formato analógico, un sistema que es más caro, más complejo y que la industria ha dejado mayormente de lado aunque sigue habiendo cineastas que reivindican el celuloide?

Conecta con esa idea, pero la realidad es que he hecho siete pelis y cinco han sido rodadas en analógico.En este caso había una cosa que para mí era muy importante. Yo me imaginaba la película como un relato de Raymond Carver filmado. Cuando leo uno de sus relatos siempre me pregunto cómo lo contaría en una película. Hice lo mismo que el editor de sus libros. Empecé a pelar, pelar, pelar… sus historias hasta dejarlos en la esencia y después lo convertí en un cuento, dejar claro que lo que iba a contar en la película no era realista. No es el cine naturalista o verité que se hace tanto ahora. Por eso creo que el formato analógico era lo mejor. Encima he usado Ektachrome, que es algo que se utiliza muy poco y es muy difícil de domar. Hay muy pocos directores de fotografía que lo hayan usado y que se atrevan, pero es que es muy mágico y tiene una textura increíble. La fotografía de la película es de lo que puedo defender peleándome con cualquiera, aunque estéticamente te puede gustar más o menos.

Quizás la historia principal sea ‘La nadadora’, donde vemos una pareja atípica, que es algo que ya habías contado con ‘Cabeza de perro’ y ‘Astronautas’. ¿Por qué crees que conectas con estas historias de amor peculiares?

No es algo que tenga muy psicoanalizado, por decirlo de alguna manera. Es obvio que es algo que se repite. A mí me gustan las cosas que son un poco especiales o diferentes. De todas maneras, hay una reflexión que estoy teniendo últimamente. Estamos en una época de sobreproducción, que no me parece no me parece mal en sí mismo, pero es verdad que hay mucha producción y además es muy industrial. Ahora mismo siento que la atmósfera me empuja hacia la diferencia. A pesar del tema, no me ha costado mucho levantar esta película a nivel financiero. Ha sido más fácil que otros proyectos. Hace unos días leía en Kinótico al director general de Atresmedia, Jaime Ortiz de Artiñano, donde decía que se iban a fijar más en el cine de autor, aunque ellos ellos no habían producido nada de cine de autor. Es algo que tiene lógica. Cuando eres capaz de ver que hay muchas películas que comparten patrones, la diferencia puede ayudarnos. Ya lo hacía antes así, pero creo que ahora puedo castrarme menos. Me pasa con las parejas, con las estructuras y con las historias.

Paula Díaz, Santi Amodeo y Raúl Arévalo, en el rodaje de 'El cielo de los animales'
Paula Díaz, Santi Amodeo y Raúl Arévalo, en el rodaje de 'El cielo de los animales' · Fotografía: Grupo Tranquilo PC

El cine de autor también tiene sus tendencias y en los últimos años hemos visto como hay muchas películas de tema y de un corte más social. Se ve mucho también en la forma de hablar de cine, donde el mensaje y el discurso a veces pesa más que lo estrictamente cinematográfico. No sé si me explico.

Te explicas muy bien y me das pie a explicar una cosa. Mis referencias, de las que no suelo hablar mucho, tienen que ver con un cine muy clásico. He rodado la película de una forma muy clásica. Todos los capítulos tienen las mismas ópticas, la misma puesta en escena, interpretaciones en la misma línea… Yo mismo me he puesto el silicio y me he obligado a hacer las cosas de cierta manera para crear algo muy cinematográfico.

A nivel narrativo y a nivel logístico, ¿cómo es hacer una película de episodios, algo que no es muy habitual ya en la industria?

En el reparto tenemos por un lado a Raúl Arévalo, Manolo Solo y Jesús Carroza, que son ya veteranos con muchas películas, y por otro lado estaban los jóvenes, Paula, África y Claudio. Ellos no habían visto películas episódicas. Casi ninguno era capaz de nombrar alguna. En nuestra generación hubo un tiempo donde era muy habitual. La verdad es que yo he hecho una película de episodios porque me enamoré de ese libro y tenía la sensación de que podíamos hablar de un tema, la pérdida, con cuatro historias de una forma diferente a la que estoy acostumbrado a ver y hacer. Pero a mi siempre me gustaron este tipo de historias.

Málaga este año ha apostado por los directores y las directoras noveles en la Sección Oficial a concurso. Si hablaras con el Santi Amodeo de hace 25 años, que todavía no ha hecho ‘El factor Pilgrim’, ¿qué le dirías?

No sé qué les diría, pero hay una reflexión sobre las debutantes que he hecho últimamente. Estoy viendo que hay mucho nivel en las primeras películas del cine español. ‘Por donde pasa el silencio’ es una de las tres películas españolas que más me gustó el año pasado. Es un cine diferente al que yo hago, pero me gustaba la rabia y la magia que tenía dentro. Se están haciendo grandes óperas primas. Me consta que en Málaga reciben muchas presiones de nombres importantes de la industria, pero en el comité de selección claramente saben lo que están haciendo. Cuando empecé a hacer películas con Alberto Rodríguez, se producía mucho menos. Llegar al cine tan joven como llegamos era una cosa rarísima, porque entonces se entraba en la industria a través del oficio y nosotros lo conseguimos gracias a un corto que tuvo mucho éxito. Yo no sabía si íbamos a tener futuro. Ahora veo a las directoras mucho más profesionales. Las ves en las ruedas de prensa y dices: "Estas tías lo tienen ya todo amuebladísimo”. Está muy bien.

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