Entrevista

Samantha Hudson: "Lo feliz, lo blanco, lo bonito, no tiene ningún misterio. Estamos en una deriva hacia la homogeneización"

Hablamos con la artista multidisciplinar, flamante presentadora de los Premios Feroz y de actualidad gracias a '¿No seré yo una obra de arte?', lo nuevo de Filmin

Madrid·
Publicado:

Actualizado:

Samantha Hudson en la presentación en el Atlàntida Mallorca Film Fest de '¿No seré yo una obra de arte?'
Samantha Hudson en la presentación en el Atlàntida Mallorca Film Fest de '¿No seré yo una obra de arte?' · Fotografía: Filmin

Cuando nos encontramos con Samantha Hudson, todavía no se ha recuperado emocionalmente de su viral discurso en el Orgullo LGTBiQ+ de Madrid. "Estaba como en trance. Cuando terminé estuve tres horas sentada, abrumada. No estaba triste. Había sido muy emocionante. Yo hice lo que tenía que hacer de la mejor manera que pude y ya está", reflexiona con distancia una artista renacentista que solo tiene 25 años a pesar de que su discurso sea más maduro, audaz y reflexivo que el de veteranos de la industria con décadas de experiencia a sus espaldas.

Mientras espera a conocer la identidad de los copresentadores con los que se hará cargo de conducir la 13 edición de los Premios Feroz, Hudson estrena este viernes, 1 de agosto, en Filmin una serie documental, '¿No seré yo una obra de arte?', un proyecto con el que ha viajado de Tenerife (en la sexta edición de Lo Que Viene, donde se sentó a hablar largo y tendido con Kinótico) hasta Palma, la ciudad que fue su hogar durante tantos años, como parte de la 15 edición del Atlàntida Mallorca Film Fest.

He empezado a sentir el síndrome de la impostora ahora, cuando estoy más consolidada”, afirma una artista que, no obstante, reconoce que le encantaría participar en un proyecto de ficción. "Hago un llamamiento a los productores. Me gustaría dirigir y hacer un papel a mi medida. O pensar una historia. Creo que lo que soy en realidad es una 'storyteller'".

Samantha Hudson, en una imagen promocional de '¿No seré yo una obra de arte?¡
Samantha Hudson, en una imagen promocional de '¿No seré yo una obra de arte?¡ · Fotografía: Filmin

Tu discurso en el Orgullo provocó una catarsis en el público. ¿Cómo te planteaste ese momento y cómo ha sido vivir la reacción de la gente?

Fue un huracán. Ese viernes canté a las 3 de la mañana en un club llamado Chicha. Al día siguiente nos fuimos a Salobreña al Orgullo y nos volvimos a las 3 de la mañana a Madrid. Ese día tenía dos bolos también, y justo el día anterior nos dijeron: "Oye, ¿quieres dar un discurso? Nos falta un alegato en esta programación". Y yo, deshecha en la furgoneta, les dije que sí, que quería hacerlo. Es que lo has dicho tú, fue una catarsis. Llevaba toda la semana viendo esas noticias de agresiones físicas, verbales, la actualidad política, no solo de nuestro país, sino a nivel mundial, la situación de mis amigas, ¿no? Todas están esforzándose por sobrevivir a su día a día: empleos precarios, expectativas de futuro prácticamente inexistentes… Es todo tan desesperanzador. Para empezar yo di gracias a que no me trabara en ningún momento ni me rompiera a llorar. Nunca había estado delante de tanta gente y de tanto en tanto iban encendiendo los focos y se veía la cantidad abismal de personas que había concentradas. Estaba como en trance. Cuando terminé estuve tres horas sentada, abrumada. No estaba triste. Había sido muy emocionante. Yo hice lo que tenía que hacer de la mejor manera que pude y ya está.

Vivimos tiempos en los que se muestra odio constantemente en redes, sobre todo a la gente disidente. Aquí la respuesta ha sido abrumadora y por una vez daba gusto leer los comentarios en redes sociales.

La gente está muy cansada, de verdad. Hay un hastío vital generalizado que da miedo. ¿Hasta cuándo vamos a seguir con esta situación? Hay mucha regresión y tenemos una agencia irrisoria para enfrentarnos a todas estas situaciones. ¿Qué potestad nos queda para combatir a esos tecnócratas que nos quedan tan lejos? Antes, si me enfadaba con el panadero, iba a ver al panadero. Ahora, si quiero gritarle a Amancio Ortega, me tengo que ir a Irlanda. Es todo tan complejo, tan lejano, tan impersonal y tan feo que creo que también por eso la gente recibió el discurso como lo recibió. Ya está bien, por favor.

Estás a punto de estrenar ‘¿No seré yo una obra de arte?’ en Filmin. ¿Cómo surge esto y qué pensaste al escuchar la propuesta?

Firstwall, la productora, se puso en contacto conmigo. Me escribieron ofreciéndome hacer un programa de entrevistas a agentes culturales del arte contemporáneo, en un tono cómico y distendido, para aproximar posturas y bajar a tierra un universo repleto de abstracciones y ambigüedades. El arte contemporáneo además es muy institucional, muy elitista, muy condescendiente por momentos. No me lo pensé. El mundo del arte es una cosa que siempre me ha gustado. Tampoco me puedo considerar una experta. No voy a ir de 'todóloga', pero me generaba mucho interés y me pareció un formato muy interesante que además fuimos construyendo a medida que avanzaba la grabación. Creo que ha quedado un retrato muy, muy honesto de esta industria.

¿Qué has aprendido del arte o de lo que se supone que es el arte hoy?

Me ha gustado mucho conocer un poco más las entrañas de todo este mundo del arte contemporáneo: entender lo que es un curador, una comisaria… He salido con unas convicciones quizás más reforzadas al respecto de lo que ha de ser el arte o lo que no ha de ser el arte, al menos en la concepción personal que yo le doy al arte.

¿Es Samantha Hudson una obra de arte?

"Si para ti es arte, lo es. Si para ti tiene valor, lo tiene. Y si para ti tiene sentido, no es una absurdez"

Yo creo que sí. Sobre todo me ha quedado claro que si para ti es arte, lo es. Si para ti tiene valor, lo tiene. Y si para ti tiene sentido, no es una absurdez. Y eso es creo que una de las mayores enseñanzas. Ese también era un poco el leitmotiv del arte contemporáneo desde los dadaístas. Cuando Marcel Duchamp ponía esas esculturas ‘ready made’ en el museo, cuatro gadgets locos que se habían encontrado en la basura y los juntaba y les daba esa intención… Esa concepción meta, post-irónica, post-sarcástica, post-artista, post-todo. La mamá de la mamá de la mamá es lo que más resonaba en mí y algo con lo que he salido bajo el brazo. Ha sido una experiencia chulísima. Para mí visitar la exposición de Jeff Koons en el Guggenheim fue increíble, ¿sabes? Estar en el Reina Sofía y que me hicieran una visita guiada y me explicaran cosas… Quizás lo que he sacado en claro es que el arte es más disfrutable si te lo explican. Si el objetivo de todas estas instituciones es acercar sus exposiciones al público, quizás podríamos empezar por cambiar las cartelas, que no hay quien las entienda. Yo muchas veces me pongo a leer y digo: 'Si es que no he entendido nada'.

Fotograma del primer episodio de '¿No seré yo una obra de arte?', con Abel Azcona como invitado
Fotograma del primer episodio de '¿No seré yo una obra de arte?', con Abel Azcona como invitado · Fotografía: Filmin

Queda claro que hacen falta voces diferentes que hablen a nuevas generaciones. Aquí te revelas como una conversadora y una entrevistadora con mucho potencial. ¿Te imaginas haciendo algo en la línea de ‘Lo de Évole’?

100%. Creo que tengo una presentadora dentro y está deseando salir. Soy la primera presentadora confirmada para los Premios Feroz y me hace mucha ilusión. A mí me encanta estar en el escenario, moderar una conversación, aprenderme un guion, hacer las introducciones… Todo eso me chifla y me ha gustado mucho participar en este proyecto en gran medida por eso. Me encanta ese formato.

Vas a estar con tres presentadores y presentadoras más en los Feroz. ¿Te gustaría que fueran más de tu cuerda, o al revés, probar diferentes estilos para ver qué pasa ahí cuando mezclamos?

Mira, yo creo que Samantha Hudson, y hablo de mí en tercera persona porque soy extremadamente pedorra, tiene una cosa muy buena. Le pones al lado a una persona totalmente afín a sus ideales y es fantástico, pero es que le pones a una persona totalmente alejada de su idiosincrasia y también funciona. Digo esto sin que se piensen que quiero yo que me sienten al lado del mismísimo Hitler, porque una cosa es que me pongan a un abuelo de otra generación, de otro rollo, quizás más serio y otra cosa es otra cosa. Pero cualquier presentadora me va a venir bien y estoy convencida de que los Premios Feroz no me van a poner a presentar al lado de Hitler. Entre otras cosas porque ha muerto, no sé si lo sabéis. Que en paz descanse, claro.

¿Sientes el síndrome de la impostora cuando pruebas cosas que no has hecho antes?

"En mi esfuerzo sobrehumano por ser siempre la más original he empezado a sentir el síndrome de la impostora ahora"

En mi esfuerzo sobrehumano por ser siempre la más original he empezado a sentir el síndrome de la impostora ahora. Y eso es raro, porque normalmente lo tienes siempre al principio de tu carrera, cuando empiezas a hacer cosas, pero en mi caso ha sido estando más consolidada con todos estos proyectos que me hacen ilusión: ‘¿No seré yo una obra de arte?’, los Premios Feroz, mi tercer álbum (‘Música para muñecas’), la gira que empezamos ahora en salas a partir de septiembre… Es algo que me ha dado ahora, y creo que es por la ilusión. Una arranca la vida y lo único que tiene es una maleta repleta de sueños y algún tanga de hilo y se enfrenta desde la insensatez, desde una mirada cándida, ingenua, a todo el mundo. A medida que te haces adulta empiezas a ver todas esas injusticias, empiezas a hacer comparaciones odiosas contigo misma, con otras personas… Inevitablemente tienes que formar parte de una rueda que ya te avasalla con ciertas exigencias. Es ahí cuando me ha dado, pero es una lucha constante.

Para mí lo más importante y el leitmotiv que espero recordar siempre es que no hay mayor éxito que abrazar el fracaso. Es un estado al que llegas de tanto en tanto y luego se te olvida y te vuelves a sentir la peor, pero me gusta despreocuparme de las cifras, de la trascendencia, de los números, no buscar los conceptos convencionales en torno al triunfo, a la victoria, al éxito, al reconocimiento. Para mí eso es el verdadero éxito. Esa idea de poder ser mediocre y fracasar. Pueden venir a verme dos personas a este concierto, pero me da igual porque estoy presentando lo que a mí me apetece y estoy haciendo lo que a mí me gusta. A lo mejor estoy en una situación deplorable económicamente en algún momento o no me está yendo nada bien y tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para existir, pero por lo menos me queda mi obra y me queda lo que estoy haciendo y sé que lo que estoy haciendo es sincero y es honesto. Eso es algo que no te pueden arrebatar.

Samantha Hudson, María Guerra y Miguel Anxo Fernández durante la presentación de los Premios Feroz 2026 en Lo Que Viene ·
Samantha Hudson, María Guerra y Miguel Anxo Fernández durante la presentación de los Premios Feroz 2026 en Lo Que Viene · · Fotografía: AICE

¿Te gustaría hacer una serie de ficción?

Me encantaría. Yo tengo mucha materia prima que explotar. Hago un llamamiento aquí a productoras. Me gustaría dirigir y hacer un papel a mi medida. O pensar una historia. Creo que lo que soy en realidad es una 'storyteller'. Hice un especial para Navidad en Atresplayer y he sido Lady Cameos en distintas series. Me gustaría hacer algún papel con más diálogo, construir un personaje que me brindara la oportunidad también de confeccionar una ficción. Me gusta. Soy una chica del Renacimiento, como has dicho. No me cierro puertas a nada: presentar, dirigir, escribir… todo. Y como tengo 25 años, ancha es Castilla.

Eres una figura del 'underground'. ¿Crees que es recomendable integrarlo en el mainstream o que el 'underground' debe ser 'underground' para representar ese mundo más alternativo?

Hablando de mis múltiples facetas, tengo un podcast con mi amiga María Barrier que se llama ‘Bimboficadas’. El otro día nos comentó un oyente que deberíamos dejar de utilizar la expresión ‘artista emergente’. Nos explicó que ese término ya da por hecho que, siendo artista, tú tienes que emerger de algún sitio, ¿no? Tienes que hacer una trayectoria del 'underground' al mainstream, de los márgenes a la norma, y tiene toda la razón. No sé por qué alguien habría de abandonar el 'underground' o por qué las aspiraciones de todas tendrían que ser llegar a esos circuitos y a esos sectores tan estándar. De nuevo hablamos del éxito y el fracaso. Creo que son conceptos que han de ser ad hoc, que has de confeccionar a tu propia medida y que han de adecuarse a tus circunstancias.

"Como siempre, estoy en medio de todo. Entre el hombre y la mujer, entre lo 'femme' y lo 'fatale', entre el 'underground' y el mainstream. "

A mí me parece fantástico el 'underground'. Hay otra gente que quizás empieza en el 'underground' porque no le queda más remedio y luego trasciende a otro lugar, pero hay gente que quiere estar en el 'underground'. Y eso es importante también. Cuanto más participas de ciertos sectores o más asimilada estás por el sistema, a más contradicciones te enfrentas. Creo que el 'underground' tiene cierta pureza o cierta autenticidad que es extremadamente valiosa en los tiempos que corren. Viva el 'underground'. Yo creo que, como siempre, estoy en medio de todo. Entre el hombre y la mujer, entre lo 'femme' y lo 'fatale', entre el 'underground' y el mainstream. Soy una embajadora de los márgenes en la norma y una embajadora de la norma en los márgenes. Me ha tocado ser la emisaria de esta tierra de nadie, este perineo del género y aquí me he quedado.

Fotograma promocional de '¿No seré yo una obra de arte?¡, la serie documental de Samantha Hudson
Fotograma promocional de '¿No seré yo una obra de arte?¡, la serie documental de Samantha Hudson · Fotografía: Filmin

Aitana Sánchez-Gijón decía en ‘Madres paralelas’ que una actriz no debe significarse, porque el público es de todos los palos políticos. Como criatura de internet que eres, ¿qué te parece cuando aparecen estos fenómenos blancos y asépticos que no representan nada más que a sí mismos?

Me parece aburrido, pero porque soy una fanática de la diversión. Creo que, en general, lo feliz, lo blanco, lo bonito, no suele albergar ningún misterio. En cambio, el desastre, lo antinatural, lo mutante, lo feo, lo desdeñable, lo rocambolesco, lo surrealista, todo eso es narrativo y siempre resulta mucho más entretenido. Ahora todo parece que está en una deriva hacia la homogeneización, hacia lo estándar, hacia que todas vayamos de colores neutros y estemos cortadas por el mismo patrón, creo que precisamente, y de nuevo apelo al tópico que he sacado en toda la entrevista, hay que reivindicar lo auténtico, lo honesto, lo original, lo propio, lo personal, lo intransferible… Es más fundamental que nunca.

Una de las mayores definiciones que hay del éxito es poder decir que no a las cosas. Rechazar lo que uno no quiere hacer. ¿Cómo llevas tú esa parte de tu vida y de tu trabajo?

Tienes que conocerte a ti misma, saber cuál es tu esquema de valores y hacer lo que tengas que hacer. No te digo que ahora todas tengamos que colaborar con un banco. Yo tengo mis límites y he dicho que no a muchas cosas, pero eso no sale en ningún lado. La gente no sabe las cosas que rechazas, pero sí que lo hago. Lo que también sucede es que todos estos perfiles que forman parte de una disidencia, que son artistas 'queer', normalmente se enfrentan a situaciones muy precarias, y yo no voy a juzgar a una persona porque de repente esté haciendo una campaña publicitaria con una marca, dentro de unos parámetros y unos límites. No es cuestión de hablar con el demonio, pero es que la precariedad es un monstruo que está continuamente al acecho. Tú has de saber qué estás dispuesta a asumir, a qué te estás enfrentando y qué es lo que necesitas. Y si tienes que hacer 'reels' con una marca de cosméticos, porque te van a pagar, yo que sé, 2.000 euros, pues es que a lo mejor necesitas esos 2.000 euros, ¿sabes?

Ningún consumo es ético bajo un sistema capitalista. Por supuesto, nos vamos a contradecir en mil y una ocasiones. Se trata de averiguar o intentar descifrar cuándo sí, cuándo no, cuándo estás dispuesta a pasar por el aro, cuándo has de rechazar en rotundo esa proposición, quién eres tú, cuál es tu contexto y quién es tu público. Jugando esos factores, puedes hacerlo de una manera prudente. Pero sobre todo creo que hay que entender que una acción no es definitoria de toda nuestra existencia y que algo que ha sucedido de manera ocasional, que no es un patrón de conducta, no representa la totalidad de nuestro ser. Las circunstancias de cada persona son tan amplias y dependemos de tantos factores… Es una enseñanza muy básica, muy de toda la vida, pero hacemos lo que podemos con lo que tenemos. Nada más y nada menos. La que quiera entender, que entienda.

También te puede interesar