Entrevista

Jose Mari Goenaga y los armarios de 'Maspalomas': "Vivimos en una sociedad que vive de espaldas a la sexualidad de la gente mayor"

Charlamos con los Moriarti y José Ramón Soroiz sobre su regreso a la competición de San Sebastián con una mirada a la experiencia de un hombre gay en su vejez

San Sebastián·
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Jose Mari Goenaga y José Ramón Soroiz en su visita al set de Kinótico en el Festival de San Sebastián, donde han presentado 'Maspalomas'
Jose Mari Goenaga y José Ramón Soroiz en su visita al set de Kinótico en el Festival de San Sebastián, donde han presentado 'Maspalomas' · Fotografía: Juan Naharro

Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi son viejos conocidos del Zinemaldia. Con Moriarti Produkzioak, la compañía que lideran junto a su socio Jon Garaño, este ‘dream team’ del cine vasco se ha convertido en presencia fija de un festival que pisaron profesionalmente por primera vez en 2010 con ‘En 80 días’, un drama sobre una mujer de 70 que se reencuentra con su mejor amiga de la adolescencia, reavivando unos sentimientos que nunca llegaron a materializarse. Quince años después, los Moriarti forman ya parte de la élite del cine español y del certamen vasco, donde ganaron el Premio Especial del Jurado por ‘Handia’ y dos Conchas de Plata por la dirección y el guion de ‘La trinchera infinita’. Quizás ha llegado la hora de que la Concha se vuelva de Oro gracias a ‘Maspalomas’, una vuelta a sus orígenes y al camino que iniciaron hace años con Axun y Maite, dos pioneras en nuestro cine que ahora dan relevo a Vicente, interpretado por José Ramón Soroiz. A pesar de una timidez que estuvo a punto de hacerle perderse la triunfal rueda de prensa de la película, esta leyenda de la televisión y la escena vasca ha acompañado a Goenaga y Arregi en su visita al set audiovisual de Kinótico patrocinado por Repsol.

“‘Maspalomas’ es un guion más personal que otras veces”, confiesa Goenaga, en referencia a un proyecto del que ya habló por primera vez con Kinótico en septiembre de 2023, cuando sus compañeros Jon Garaño y Aitor Arregi aún no habían empezado a rodar ‘Marco’. “El nacimiento del proyecto estuvo muy vinculado a algo que me removió, que fue leer varias noticias sobre la vida de la gente mayor del colectivo LGTBIQ+ en las que hablaban de lo que pasaba cuando ingresaban en residencias. Muchas veces volvían al armario. Eso me llamó mucho la atención, como persona del colectivo y como persona a la que le costó salir del armario. Me resultaba muy duro leer todo esto. Empecé a rascar y me di cuenta de que ahí podía haber una historia. Durante el confinamiento desarrollé el primer tratamiento del guion”. Así es como surgió la historia de Vicente, un hombre de 76 años que, después de romper su relación con su pareja desde hace dos décadas, disfruta plenamente de una vida hedonista en Maspalomas, un paraíso de la comunidad LGTBIQ+ situado el sur de Gran Canaria. Un accidente inesperado le obliga a regresar a San Sebastián y a reencontrarse con su hija, a quien abandonó años atrás. Además, Vicente tendrá que vivir en una residencia donde se verá empujado a volver al armario y a ocultar una parte de sí mismo que creía resuelta.

Es muy fácil imaginar a cientos de vascos reaccionar con una mezcla de pudor y estupefacción al prólogo de ‘Maspalomas’, 19 minutos en los que el espectador ve como nunca antes (no hace falta entrar en detalles, la película llega a los cines españoles el próximo viernes) a uno de sus actores más queridos. “Aitor y yo estamos expectantes de ver la reacción de la gente. José Ramón Soroiz lleva casi 40 años en la televisión. Creo que no es solo el actor más conocido aquí, sino el más intergeneracional. Le conoce una señora de 85 años y un chaval de 12 años. Para nosotros, que somos un poco más jóvenes, es Joxe Lontxo o el Lehendakari, pero para la gente de treinta y tantos es ‘Martin’ y para los de 12 es el aitona de ‘Irabazi arte!’. Tiene un abanico enorme de fans”, explica con admiración Aitor Arregi. “Nosotros sabíamos que era un buen actor. Él ya había tenido un personaje pequeño en ‘Loreak’. Cuando Jose Mari sugiere su nombre, lo tuvimos muy claro. Al principio tenía dudas, pero creímos que eran preguntas que le podían venir muy bien a su personaje. No sé si la película estará bien o no, pero lo que tengo claro es que él hace un gran trabajo”.

Aitor Arregi, Jose Mari Goenaga y José Ramón Soroiz en su visita al set de Kinótico en el Festival de San Sebastián, donde han presentado 'Maspalomas'
Aitor Arregi, Jose Mari Goenaga y José Ramón Soroiz en su visita al set de Kinótico en el Festival de San Sebastián, donde han presentado 'Maspalomas' · Fotografía: Juan Naharro

Soroiz llevaba más de 50 años trabajando como actor cuando recibió una llamada inesperada. “Me gusta decir que más allá de Alsasua no me conocen. Jose Mari me dijo que estaban preparando una película y querían que yo fuera el protagonista. ‘¿Estáis seguros de que soy yo la mejor opción para hacer un protagonista? Les dije: soy muy lento, soy disléxico, tengo que leer 30 veces una secuencia para poder entenderla y después no hago entrevistas, ni voy a la tele ni nada. Ahora vosotros veréis’”. A los Moriarti no les importó. Sabían que habían encontrado al actor perfecto para interpretar a Vicente. Solo había un pero: Goenaga había olvidado mencionarle a José Ramon que el prólogo de ‘Maspalomas’ era una sucesión de encuentros sexuales y escenas íntimas. “Desde el principio intentaron tranquilizarme: ‘Si tú nos dices hasta aquí, pues es hasta aquí’. Leí el guion, me emocioné, lloré un montón y lo primero que me vino a la cabeza fue pensar que podía hacer un personaje así, pero lo que no puedo hacer es desvestirme y ponerme ahí en pelotas. Les pedí tiempo para pensar porque tenía claro que me encantaba el guion, pero no la parte de los desnudos”.

"Les dije: soy muy lento, soy disléxico, tengo que leer 30 veces una secuencia para poder entenderla y después no hago entrevistas, ni voy a la tele ni nada. Ahora vosotros veréis" (José Ramón Soroiz)

El actor tardó un mes en tomar una decisión. Mientras barajaba sus opciones, entró en escena una figura que lo cambió todo: las coordinadoras de intimidad. “Fue una gozada. Me tranquilizaron mucho porque me explicaron bien cómo iba a funcionar la cosa. Con ellas haces una coreografía que ensayas y en la que está todo muy marcado. Jose Mari y Aitor siempre me han dicho que sería yo el que pondría los límites. Pero si iba a hacer la película, debía ser como la habían escrito. Si no, no tiene sentido hacerla. Jose Mari siempre decía que ‘para entender la segunda parte, la primera tiene que estar muy clara’. Me siento orgulloso de haber decidido hacer la película y rodar esas secuencias”. El resultado ya es historia.

José Ramón Soroiz visita el set de Kinótico en el Festival de San Sebastián, donde ha presentado 'Maspalomas'
José Ramón Soroiz visita el set de Kinótico en el Festival de San Sebastián, donde ha presentado 'Maspalomas' · Fotografía: Juan Naharro

El estreno de ‘Maspalomas’ es la última parada de un viaje que ha durado cinco años y en el que el proceso de documentación ha sido fundamental. “Investigamos en residencias de mayores, hablamos mucho también con Federico Armenteros, de la Fundación 26 de diciembre, nos leímos algún libro de testimonios de hombres que salieron del armario muy tarde… Antes de ponerme a escribir el tratamiento, estuve trabajando con una trabajadora social para documentarme sobre el funcionamiento de las residencias”. Jose Mari Goenaga cuenta que algunos espectadores que han visto la película le han dicho que han sido demasiado generosos con el retrato que hace de la vida en estas residencias. Hay un motivo.

“Esta trabajadora social me contaba que ahora hay residencias que empiezan a dedicarse más en las personas y en sus proyectos de vida, pero también me encontré con muchos trabajadores muy críticos con su propio sector, que está muy limitado a nivel de recursos”, admite. “También nos documentamos respecto a las relaciones entre los trabajadores y los residentes y en cómo nos enfrentamos a la sexualidad de la gente mayor. Vivimos en una sociedad que vive de espaldas a la sexualidad de la gente mayor. Parece que eso no existe”. A su lado, Arregi lamenta que cuando esos impulsos aparecen, muchas veces aparecen acompañados de dos palabras: viejo verde. “Es como si fuera malo que una persona mayor tuviera esos impulsos sexuales”.

A sus 74 años, Soroiz dice no estar preparado para que su nombre forme parte de la conversación en la temporada de premios por su trabajo. “Es algo que ni siquiera me he planteado. Para mí ‘Maspalomas’ es un regalo que me han hecho estos dos señores. No quiero ni pensar en nada más. Es algo que está ahí, pero cuando venga, ya veré”. Arregi prefiere ir paso a paso, aunque reconoce que el Festival de San Sebastián “es un altavoz muy útil para la campaña de premios, pero hay que tomárselo con tranquilidad y paso a paso. Es un cliché, pero es así. Nunca sabes lo que va a pasar. Primero hay que ver si sale reforzada la película de aquí. Las sensaciones no son malas, pero ya está. A partir de aquí ya se verá”.

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