Entrevista
Rafa Cobos: "Era necesario volver a hablar de la memoria histórica y hacerlo desde un punto de vista más lúdico, como en 'Golpes'"
Hablamos con Luis Tosar, Jesús Carroza y un guionista que se estrena en el cine como director mirando a la Transición con un thriller que compite en Seminci

Isaki Lacuesta le avisó después de su estreno en la dirección con la serie 'El hijo zurdo'. "Como es bastante más sabio que yo y sabe bastante más que de esto, sabía que volvería y me lo dijo así, utilizando este tipo de imágenes muy gráficas y muy potentes: 'Has probado la sangre, amigo, me temo que vas a volver a probar la sangre'. Al final no ha sido para tanto", bromea Rafael Cobos durante su conversación con Janina Pérez Arias en el set de Kinótico en Valladolid. La mano derecha y guionista de Alberto Rodriguez se estrena en la dirección con 'Golpes', un thriller ambientado en la Sevilla de 1982 con el que compite por la Espiga de Oro de Seminci con un cruce de cine político y thriller de atracos con la memoria histórica en el centro del relato. Jesús Carroza y Luis Tosar son los protagonistas de una película que llegará a salas españolas el 5 de diciembre.
'Golpes' sigue a Migueli, un delincuente que sale de prisión en la cambiante España de inicios de los años ochenta. Quiere mirar al futuro, pero, antes, tendrá que sellar heridas del pasado y recuperar el cadáver de su padre, asesinado durante la guerra civil. Migueli necesita mucho dinero y lo necesita rápido, así que reúne a su antigua banda y dan varios palos seguidos. Cuando la policía le encarga el caso a su propio hermano, Sabino, un hombre gris que ha sido capaz de seguir adelante. O no.
En 2005 se estrenó la primera película escrita por Rafael Cobos. '7 vírgenes' también fue la primera vez de Carroza, un actor que acabaría ganando el Goya al Actor revelación por su interpretación. Veinte años después, el intérprete sevillano, tan magnético en pantalla como tímido hasta el extremo en sus encuentros con la prensa, vuelve a ejercer de amuleto para Cobos. "Para mí es un honor y un privilegio trabajar para Rafa en los guiones que escribe maravillosos y con la confianza que tenemos y como dirige".

La película habla de la memoria histórica, un tema que el cine español siempre ha bordeado. Viendo la película recordé aquel discurso infame de Aznar en el que pidió que “no removamos las tumbas ni nos tiremos los huesos a la cabeza”. ¿Qué les pasó por la mente al tocar esta cuestión que es tan importante no solo en España, sino en todas partes donde ha ocurrido también algo similar?
Rafael Cobos: Celebro tus palabras su ironía y lo terrible del comentario del expresidente. Es un tema sobre el que no se ha escrito, sobre el que no se ha dicho mucho y sobre el que hay una carencia de regulación evidente. La muerte probablemente sea el fin del ciclo de todos y se merece la dignidad que no se ha tenido hacia muchísimos de los muertos en el conflicto bélico del que hablamos. Era necesario volver a este tema y sobre todo volver desde un punto de vista muchísimo más lúdico, a partir de una película que en realidad es una historia de gángsters, un westérn, una especie de ‘polar’ de cine negro donde lo que prima son las peripecias de Jesús y de su banda. Que la memoria histórica estuviera por debajo era la forma de mezclar estas dos partes de la historia.
Luis Tosar: Es una cuestión transversal en este país y a través de esta película de alguna manera se establece una metáfora que creo que resume perfectamente lo que pasa en nuestra nuestra realidad cotidiana. Convivimos con algo de lo que a veces apetece hablar y otras veces no apetece nada. Un sector de la población en este país nunca quiere hablar de este tema, pero sigue ahí. Por mucho que dejemos de hablar nunca desaparece y de alguna manera parte del discurso de esta película también pasa por ese lugar. Las cosas hay que afrontarlas desde algún lugar, cada uno como buenamente pueda, pero tienes que hacerlo. Escuché hace poco a un filósofo decir que las guerras civiles necesitaban al menos cien años para poder empezar a superarse. Nosotros todavía llevamos ochenta y aún nos quedan seguramente otros veinte, pero en estos veinte deberíamos ser un poco más aplicados de lo que lo estamos siendo porque realmente no acabamos de meterle mano al problema. Si no, seguirá ahí. Las cunetas siguen ahí. Las fosas siguen ahí y si no se airean.. mal asunto. La frase de Aznar que has dicho… Claro, los huesos nunca importan cuando no son de los tuyos. Es un buen resumen de la cuestión.

Los dos protagonistas representan a las dos Españas, dos mitades que viven un desencuentro y que aspiran a un reencuentro. ¿Cómo se representó eso en ‘Golpes’?
Luis Tosar: Me gustaría creer que como estos dos hermanos, hay un lugar en el que esas dos Españas se encuentran, aunque a unos les costará más que a otros. El personaje de Migueli tiene muy claro su objetivo, tiene muy clara cuál es la lucha y tiene muy claro qué hacer para conseguir resolverlo. Sabino es un hombre perdido en el siglo, como decía Manu Chao. Es un tipo que se ha quedado en tierra de nadie. Viene una España completamente nueva y las herramientas que tenía hasta ahora y su vida más o menos sencilla de repente ya no valen. Todo adquiere una complejidad brutal y él no sabe muy bien cómo salir de ahí en todo lo que tiene que ver con lo emocional. Me fijé en cosas de mi infancia. Me sonaba mucho el personaje de Sabino. Me recordaba un poco a mi padre, a mis tíos, a gente de esa generación que en los años 80 tenían cuarenta, cuarenta y pico años y de repente llegaban a un mundo nuevo. Es como si hubiesen emigrado, como si de repente hubiesen cogido un barco y se hubiesen llegado a otro país sin haberse movido. De repente aquello era un lugar abierto y estos señores ya habían hecho media vida, por lo que tenían que transformarse. Cada uno lo fue haciendo en la medida que pudieron, con mayor o menor torpeza. Por suerte algunos han ido encontrando más o menos su sitio. Otros que a día de hoy pronuncian frases muy memorables claramente no la han encontrado.
R. C.: Hablar de esas dos Españas probablemente sea algo más complejo. No es una cosa tan polarizada de negros y blancos. Sin embargo, creo que a la hora de mirar hacia el pasado y restituir de donde venimos, a la hora de enfrentarnos previamente a un espacio muy tenebroso al que no acudimos de una forma rigurosa, sí creo que existe esto de las dos Españas. Hay un momento en el que el personaje de Sabino en la película le dice al personaje de Migueli: “Pero, ¿qué importa de la guerra? Hace cuarenta años de la guerra. Eso no lo recuerda nadie”. El personaje de Sule le dice que "el problema justamente es que nadie lo recuerda." Ahí sí siento que hay una fracción, una división,una ruptura evidente cuya respuesta tiene que venir por la reconciliación, por la unión y por una vuelta al origen de los dos. Hay un orden que restituir.
La película se ambienta en la Sevilla del 82. ¿Qué recuerdos tiene de esa época?
R. C.: Sevilla era una ciudad muy en construcción, muy ruinosa, como eran muchísimas ciudades a finales de los setenta y comienzos de los ochenta. Había mucha esperanza, mucha intención y una clara vocación de modernidad y de asumir un determinado desarrollo. Lo que pasa es que todavía convivía con mucha miseria, con cinturones periféricos de pauperizados, con mendicidad… con todo esto que que sabemos. Pero también era una ciudad cargada de valentía, de esa cosa salvaje muy vinculada a la ciudad de Sevilla. Había muchos sueños. Nuestra película comienza en el otoño del 82, cuando se acercan las elecciones democráticas. Las primeras fueron en junio del 77. Las del 82 fueron las primeras que ganó un partido de izquierda.
¿Cómo de importante es balancear la testosterona que podría desprender una película como ‘Golpes’ para poder llamar la atención también del público femenino? Cada vez más, son las mujeres las que más van al cine. No queremos ver “pelis de machos”. ¿Se tienen en cuenta eso?
L. T.: Creo que los protagonistas de ‘Golpes’ están tratados desde el cuestionamiento de esa masculinidad. La testosterona de esos personajes está pasada por el filtro de la poesía, por decirlo de alguna manera, así que creo que eso los coloca en otro lugar. Aunque todos tengan esos elementos estructurales puedan parecer clásicos, aquí aparecen desde un lugar completamente inesperado. Son personajes heridos y son hombres muy hombres, pero que están en situaciones muy difíciles.
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