Industria

Más de la mitad de las mujeres del audiovisual ha sufrido violencia sexual en el sector

CIMA ha presentado los resultados del primer estudio estatal que se realiza sobre la violencia sexual y sus consecuencias en la industria audiovisual española

Madrid·Actualizado: 25.04.2025 - 05:30
Almudena Carracedo, Nerea Barjola y Bárbara Tardón, en la presentación del informe de CIMA sobre violencia sexual en el audiovisual
Almudena Carracedo, Nerea Barjola y Bárbara Tardón, en la presentación del informe de CIMA sobre violencia sexual en el audiovisual · Fotografía: CIMA

La industria audiovisual española lleva tiempo reclamando espacios seguros y libres de violencia machista, pero hasta ahora, más allá de algunos casos que se han hecho públicos en la prensa o los secretos a voces que circulan en la profesión, poco se conocía sobre el alcance de las agresiones que sufren las trabajadoras del sector. Hasta esta semana, cuando la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) ha hecho publico el primer informe estatal que recoge cifras y testimonios reales de las profesionales del sector, que deja algunos datos alarmantes, como este: más de la mitad de las mujeres que trabajan en el audiovisual ha sufrido algún tipo de violencia sexual en el sector.

Bajo el título 'Después del silencio. Impacto de los abusos y las violencias sexuales contra las mujeres en el sector del cine y el audiovisual', sus autoras, la politóloga Nerea Barjola, doctora en Feminismos y Género, y Bárbara Tardón, doctora en Estudios Interdisciplinares de Género y experta en violencia sexual contra las mujeres y derechos humanos, han realizado un total de 312 encuestas entre las 1.300 socias de CIMA, un análisis cuantitativo al que se ha sumado un estudio cualitativo a partir de 15 historias de vida, cuatro grupos de discusión y entrevistas a expertas.

"Es un informe demoledor, la constatación de que todo lo que la gente sabía es una realidad" (Almudena Carracedo)

Si se atiende a las cifras, llama la atención que el 60,3% de las mujeres encuestadas -con edades comprendidas entre los 20 y los 50 años- ha reconocido haber sufrido algún tipo de violencia sexual. De este porcentaje, el 81% se ha enfrentado al acoso verbal, el 49,5% al acoso físico y el 22,3% al acoso a través de tecnologías. Sin embargo, el 92% no ha denunciado la violencia sexual sufrida, un porcentaje que se sitúa en el 63,6% en el caso de las mujeres que lo experimentaron en un ámbito estrictamente profesional, una "tendencia generalizada al silencio", según define este informe. Entre los principales motivos, más del 30% argumentó la inseguridad sobre cómo proceder, el 27% el temor a las represalias, el 31% lo justificó por el desconocimiento sobre qué hacer y el 22,2% porque creía que no serviría para nada. Seis de cada diez mujeres considera que las denuncias no se toman en serio, una proporción que aumenta hasta el 80% en el caso de quienes tienen entre 20 y 29 años. "Es un informe demoledor, la constatación de que todo lo que la gente sabía es una realidad", ha destacado durante la presentación la cineasta Almudena Carracedo, vocal de CIMA y miembro de la Comisión de violencias. En sus palabras, todo el mundo sabía algo o conocía a alguien, pero era necesario algo "irrefutable" para mostrar la dimensión de un asunto que afecta en todas las fases del trabajo, desde castings hasta festivales, y que deja secuelas en la salud mental de la víctima y afecta también a su carrera profesional.

Este informe refleja que el abuso de la autoridad es puente para el ejercicio de la violencia sexual. Así, el 76,3% de las mujeres encuestadas considera que las personas en posiciones de poder en la industria del cine y el audiovisual abusan de manera "frecuente" o "muy frecuente" de su autoridad para poder ejercer agresiones. Sin embargo, más allá de los datos, este informe se detiene también en los testimonios de varias mujeres que han relatado su experiencia, desde lo más evidente a lo más sutil y simbólico, lo que, según ha señalado Nerea Barjola en la presentación del informe, sirve como un "acto político transformador". A partir de estas experiencias, se observa que la violencia está "naturalizada y normalizada", con un "alto grado de impunidad por parte de los agresores y del entorno que lo ha silenciado", en palabras de Bárbara Tardón.

El contexto, además, incluye tanto los espacios de trabajo formales (como sets de rodaje o ensayos) como eventos promocionales, fiestas de fin de rodaje, residencias usadas para rodajes, habitaciones privadas, castings, domicilios privados e incluso academias, en una profesión en la que tejer relaciones profesionales es esencial. Acoso, agresión, cosificación, escenas sexuales no pactadas, violencia sin consentimiento en el rodaje -que más tarde llega a las pantallas y, por tanto, a los espectadores,- y represalias para quienes buscan otras perspectivas feministas son algunas de las situaciones concretas que se narran en los testimonios, una muestra reveladora de la situación. La violencia sexual funciona, pues, como un "mecanismo de exclusión a puestos de poder, cuestiona el liderazgo y empuja fuera del sector", al tiempo que también deja secuelas en las víctimas, tal y como ha destacado Tardón.

Del mismo modo, también se alude a la ineficacia de los mecanismos de prevención, unos protocolos que se perciben como "ineficaces, simbólicos o incluso encubridores", ya que "las productoras siempre van a priorizar continuar con el rodaje", por encima del ambiente seguro, tal y como señala Barjola, que lamenta que "el capitalismo y el machismo van de la mano" y que hace referencia a cómo el hecho de parar una producción puede tener consecuencias negativas para la trabajadora. De manera transversal, la precariedad de algunos puestos, como es el caso de trabajadoras de oficinas, la inestabilidad o la jerarquización hace imposible para muchas abandonar el puesto de trabajo, denunciar o renunciar.

"Las productoras siempre van a priorizar continuar con el rodaje" (Nerea Barjola)

Por todo ello, entre las recomendaciones que se incluyen en este informe, destaca la definición de un marco conceptual claro sobre las violencias sexuales en el sector, programas obligatorios de formación o la garantía de espacios seguros, así como la proliferación de la figura del coordinador de intimidad o una mayor implicación por parte del representante en la seguridad. De forma específica, se pide al Ministerio de Cultura, entre otros asuntos, un "uso adecuado y eficiente" de los fondos asignados del nuevo Pacto de Estado contra la Violencia de Género (2025) en el desarrollo e implementación de medidas de prevención, así como un protocolo marco para la prevención y actuación del acoso sexual y otras formas de violencias sexuales. Además, se solicita al Ministerio de Igualdad la creación de un directorio de profesionales y expertos en la materia, mientras que se piden también al Ministerio de Trabajo campañas de la Inspección de Trabajo y de la Seguridad Social (ITSS) en el sector de cine y audiovisual, centradas en el cumplimiento de las obligaciones de igualdad de género y prevención de las violencias sexuales. Más allá de las peticiones a las diferentes carteras ministeriales -porque este es un asunto transversal, según apuntan-, las responsables de este informe también han respondido acerca de la Unidad de prevención contra las violencias machistas que inició su actividad en septiembre del pasado año, al destacar que para lograr éxito con estas iniciativas es necesario una partida presupuestaria así como profesionales. Asimismo, se pone de relieve la importancia de la figura del coordinador de intimidad en los rodajes.

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha asistido a la inauguración de estas jornadas, en las que ha hecho referencia al estudio "riguroso e impecable" que, en sus palabras, "servirá para futuros estudios" puesto que abre una "ventana" a la realidad. "El audiovisual es un sector presuntamente progresista, en el que las mujeres poco a poco han avanzado, en el que la violencia es puntual, coyuntural o está atomizada. El informe dice todo lo contrario y nos permite tener una visión global de lo que está pasando en la industria audiovisual, que es lo que está pasando en otros sectores y probablemente en toda la sociedad", ha dicho Redondo.

Violencia estructural

La titular de Igualdad ha destacado que "el Me too se ha producido en España de una forma silenciosa, con las voces de las mujeres coraje que en algún momento, y sabiendo el precio que iban a pagar, han alzado la voz". Sin embargo, echa de menos, en un sentido colectivo, un "movimiento feminista dentro del marco de la industria audiovisual que alce la voz potentemente" y que "se decida a reconocer que este es un territorio en el que la violencia y el machismo no son una cuestión de profesionales concretos, sino una cuestión estructural".

"La violencia y el machismo no son una cuestión de profesionales concretos, sino una cuestión estructural" (Ana Redondo)

Del mismo modo, la presidenta de DAMA, Virginia Yagüe, ha destacado que "el informe atañe a un tema que afecta a nivel colectivo de forma brutal", por lo que considera "fundamental" que los agentes que forman parte de la industria audiovisual asuman "la responsabilidad de construir un entorno más justo, igualitario y respetuoso". En esta línea, la presidenta de CIMA, Guadalupe Balaguer, cree que al visibilizar los problemas se podrán dar pasos para conseguir "una industria segura y una entorno en el que todas podamos desarrollar una carrera y, sobre todo, quitar miedo y silencio".

La presentación de este informe, que ha contado entre el público presente con la exministra de Igualdad y actual número dos de Podemos, Irene Montero, así como con la magistrada María Victoria Rosell, exdelegada del Gobierno contra la Violencia de Género, ha servido como acto inaugural de las jornadas profesionales que CIMA celebra este jueves 24 y viernes 25 de abril. Durante estos días tienen lugar varios paneles y mesas redondas para abordar desde cuestiones relacionadas con la prevención de violencia sexual en el audiovisual, así como el papel de los medios y las redes sociales, y también otros asuntos como el papel de la IA en el futuro de la creatividad o la buenas prácticas para construir relatos más igualitarios y diversos. Como guinda para estas jornadas, la cineasta Cecilia Bartolomé recibirá este viernes el II Premio CIMA Patricia Ferreira.

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