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CRÍTICA

‘Enjambre’ es un perturbador y divertido cóctel de asesinatos en serie y fandom tóxico

La serie de Prime Video sigue a una fan obsesionada con una sosias de Beyoncé dispuesta a todo con tal de protegerla de quienes la critican

Madrid·Actualizado: 25.03.2023 - 07:00
Dominique Fishback, en una imagen de la serie 'Enjambre', cocreada por Donald Glover.
Dominique Fishback, en una imagen de la serie 'Enjambre', cocreada por Donald Glover. · Fotografía: Prime Video

Todos los episodios de ‘Enjambre’ se abren con el mismo rótulo: “esto no es una obra de ficción”. No es un rótulo irónico como el de ‘Fargo’; lo siguiente que leemos es que, si creemos que hay tramas inspiradas en determinados hechos reales, es completamente verdad. Y que si pensamos que Ni’Jah, la estrella del pop cuya sombra planea por toda la temporada, es un alter ego de Beyoncé, estamos también en lo cierto.

La siguiente serie creada por Donald Glover tras ‘Atlanta’, en este caso junto a la dramaturga Janine Nabers, es un cóctel ácido, a veces juguetón y, en ocasiones, desconcertante con una protagonista a la que puede describirse de dos maneras: Dre es una fan obsesionada hasta la médula con Ni’Jah y, además, Dre es una asesina en serie. Los seis episodios de la serie de Prime Video la siguen en un viaje por medio Estados Unidos persiguiendo a toda la gente que se ha metido con Ni’Jah por Twitter y, quizá, huyendo también del desastre que deja en su hogar de Houston. Dre solo tiene un interés, o dos, en esta vida: uno es su hermana adoptiva Marissa, a quien pierde trágicamente, y el otro es el Enjambre, que es el nombre que reciben los fans más dedicados de Ni’Jah.

Sí, esos que reciben cualquier acto de la cantante al grito de “‘¡diosa!”, que pagan gustosamente los precios desorbitados de las entradas a sus conciertos y que se unen como una manada en redes sociales para hostigar a los haters, a todos quienes osen criticar a la artista. Hasta en eso está modelada según los fans de Beyoncé, algo que Nabers y Glover reconocen abiertamente. Pero esa obsesión, ese fandom tóxico es casi más una excusa para explorar a una protagonista muy inusual: una joven afroamericana que da la sensación de bordear la psicopatía, con una compulsión por la comida basura y que está dispuesta a cualquiera que no responda “Ni’Jah” a la pregunta de “¿quién es tu artista favorito?”.

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