Álex de la Iglesia nos regala una ambiciosa y desatada partida de rol en la segunda de '30 monedas'

Habrá costado más o menos sacarla adelante, en lo económico y en lo humano. El rodaje habrá sido más o menos duro. Y la espera más o menos larga, según a quién se le pregunte. Pero de lo que no cabe duda es de que la segunda temporada de ‘30 monedas’, serie creada por Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría que desembarca hoy a razón de capítulo por semana en HBO Max, es más loca, ambiciosa, coral, divertida, terrorífica e internacional que su primera entrega, que ya iba bien servida de todos estos adjetivos. Pero, sobre todo, lo que transmiten los ocho episodios que la componen y que ha dirigido De la Iglesia es que este se lo ha pasado en grande haciéndola.

Como aficionado al rol que es, no cuesta nada imaginarse al director de ‘30 monedas’ como un DM embriagado ante la posibilidad de montarse una partida en vivo con los medios de HBO a su alcance –aunque hayan sido muchos menos que los de una producción estadounidense–, actores profesionales y de talento indiscutible como jugadores y el mundo como tablero de juego. Eso es lo que plantea la segunda temporada de esta serie: una ambiciosa partida de rol en la que sus protagonistas deben salvar obstáculos en escaramuzas/batallas en paralelo que se dirimen en distintos puntos de globo o el infierno y con la salvación del mundo como misión.

Con este planteamiento, toca pasarlo mal. Toca sufrir, ensuciarse, pelearse cuerpo a cuerpo o con espadas si hace falta y se va a Toledo, e incluso ascender del mismísimo Averno para plantar cara al mal. En esas se pasan la temporada (sin entrar en el terreno de los spoilers) Eduard Fernández, Megan Montaner, Miguel Ángel Silvestre, Macarena Gómez, Pepón Nieto y todos esos habitantes de Pedraza que, tras lo acontecido al final de la anterior temporada, han enloquecido. No es para menos. Recordemos que un monstruo diabólico apareció en mitad de su monumental plaza y en su castillo se desató una suerte de orgía satánico-vaticana en la que señores con sotana se mataron entre sí para conseguir una de las 30 monedas de Judas. ¿Por qué? Por el poder, claro, ¿por qué iba a ser si no?