Maria Rodríguez Soto: "Con 'Mamífera' he madurado como actriz, ahora soy más libre"

Para el público catalán, la sonrisa de Maria Rodríguez Soto (Barcelona, 1986) ya viene siendo habitual desde hace una década, pero fue en 2019, con 'Los días que vendrán' de Carlos Marqués-Marcet, cuando el cine español de pleno entendió que tenía delante a un nuevo talento puro. A su nominación en los Premios Feroz la siguieron su participación en 'Libertad' o 'Las de la última fila', un camino de esfuerzo que este año, por fin, la ha puesto en el lugar de protagonismo que su trabajo venía mereciendo. Protagonista absoluta de 'Mamífera', la fábula cruda y onírica de Liliana Torres sobre lo válido y lo legítimo de la decisión que es no querer ser madre, Rodríguez Soto es también pieza clave del elenco de 'Casa en llamas', en un año en el que la actriz parece dispuesta a todo, nominada de nuevo para los premios que da la crítica y como firme candidata al Goya a la Mejor Actriz.

Con Enric Auquer como fiel escudero, y con la seguridad que aporta un guion tan sólido como sincero, Rodríguez Soto se transforma en 'Mamífera' en una mujer para todas las mujeres. Su personaje, lleno de dudas, vive un gran momento profesional cuando la maternidad (su ausencia y su presencia) irrumpen de manera existencial en su vida. ¿Quiero ser madre? ¿Debería ser madre? ¿Puedo ser madre? Todas, preguntas, que no podrían ser respondidas sin el trabajo de entrega de la actriz, que se echa la película al hombro incluso cuando su personaje se pierde en su propia complejidad y consigue levantar el filme a pulso, epatando en la propia identificación con el espectador. Sobre 'Mamífera', el gran momento que viven tanto su carrera como el cine catalán -y en catalán- y la temporada de premios, Rodríguez Soto se sincera en Kinótico.

¿Cuál es tu primer contacto con 'Mamífera'?

Me llega el guion por Carla Sospedra, que es la productora de Edna Cinema. A ella la conocía de la escena de Barcelona, del mundo del teatro y demás, y me ofreció ser parte del proceso antes incluso de que lo intentaran con subvenciones y demás. Cuando leí el guion me flipó, pero en ningún momento pensaba que no había más actrices que yo. Así fue como conocí a Liliana [Torres], cuando yo estaba haciendo 'Las tres hermanas' de Chéjov, en el Teatre Lliure, y Carla [Sospedra] me llamó. Y fue como: "Ah, ¿pero esto es un casting?". No sabía, realmente. Fuimos a cenar, y ahí me dijeron que si yo quería, el papel era para mí.

Sabiendo que es para ti, ¿hay algún momento de duda? No deja de ser llevar el peso de la película entera sobre tus hombros...

No me lo repensé, ni de coña. Sentía que era una gran fortuna poder asumir el reto. Había algo como que me hacía sentirme acompañada por Lili [Torres]. Sentía que nacía de sus entrañas, de algo muy verídico. Lo que me pasó al leer el guion es que entendí, porque nunca me había parado a pensar en ello realmente, que hay muchas mujeres que se han sentido excluidas de la sociedad por no querer ser madres. Y ella me lo hizo entender así, y así lo quise defender. Nos hacen creer, de hecho, que es una minoría y yo como actriz quiero poner voz a estas situaciones. Para eso está nuestra profesión.

¿Cómo de distinta es la Maria Rodríguez Soto de 'Mamífera' a la de 'Los días que vendrán', de Carlos Marqués-Marcet?

A nivel profesional soy otra. 'Los días que vendrán' fue mi primera, primerísima experiencia, como protagonista en cine. Había hecho algún que otro proyecto en la televisión catalana, pero no me sentía libre y cómoda delante de la cámara como actriz. Carlos [Marqués-Marcet] me enseñó muchísimas cosas, porque creo que es un gran director de actores y te hace sentir muchísima confianza retándote a ser valiente, pero cuando no dominas un medio, tu gran miedo es hacer el ridículo. Cuando pierdes ese miedo, es cuando te sientes más libre y cuando puedes llegar más lejos. Esa es la seguridad que ya sentí en 'Mamífera', pude jugar muchísimo más, perdí el miedo a equivocarme. He crecido a nivel actoral y me siento como más madura.

¿Cómo has trabajado el concepto de intimidad con Liliana Torres? No tanto en un nivel sexual como verdaderamente natural, en una película en la que te vemos levantarte de la cama por la mañana varias veces...

Se trabaja sabiendo que esta mujer, que ha escrito este guion, está mostrando su vulnerabilidad. Ha sido valiente. Y tengo que ser, al menos, tan valiente como ella si me entiendo como canal entre ella y el espectador. Es un punto básico. Además, Liliana [Torres] crea unos equipos absolutamente fascinantes que lo único que hacen es remar a favor. Es una de las películas donde más cómoda me he sentido. Las jefas de equipo eran mujeres y todo el mundo trabajaba desde una vulnerabilidad y desde una sinceridad que era súper sencillo sentirse cómoda. Eso ayudó mucho a que el clima del rodaje no fuera tenso pero, a la vez, súper profesional.

Sobre ese clima, parte importante es Enric Auquer. Aquí, tu pareja, pero en 'Casa en llamas', tu hermano. ¿Cómo se separan ambas químicas?

Se rueda primero 'Mamífera', y estoy muy contenta de eso. Pasar de novios a hermanos es más sencillo que de hermanos a novios. Lo que pasa es que Enric [Auquer], además de mi amigo, es mi vecino. Vivimos, literalmente, uno en el piso de abajo del otro. A él le conozco desde hace 12 años o así, que a los dos nos cogieron para una película de TV3, con papeles muy pequeñitos, pero no habíamos coincidido realmente en un rodaje. En 'Mamífera', cuando empezamos los castings, resurgió esa amistad, ese buen rollo que teníamos. Es muy fácil trabajar con él, porque tiene una generosidad increíble y se atreve con todo. Es un actor que te escucha todo el tiempo.

'Mamífera' tiene un lado más convencional, llevándonos por las dudas de su personaje, y otro animado, con collages, mucho más onírico. ¿Es distinta la forma de afrontar ambas partes de la película?

Sí, es muy distinto. Para mí, era realmente extraño, porque nunca había rodado con croma. Me sentía como en una película de acción para contar 'Mamífera'. Además, es que fue lo primero que rodamos, así que todas íbamos un poco a ensayo y error. Estuvo genial que fuera aparte, para hacerlo más raro. Lo abordé desde otro lado, quizá como más teatral, porque había más mímica, algo más teatral.

Los intérpretes siempre hablan de empatía, por eso quería preguntarte cómo afrontas a un personaje que, incluso, hay momentos en los que no se soporta a ella misma...

Para mí la empatía es básica, no solo en mi trabajo sino en la vida en general. Cuando me leí el guion, entendí que aquí había una falta de comunicación entre el sistema y el viaje que te propone el patriarcado. Entendí muchísimas cosas, muchísimas historias de amigas mías que no quieren ser madres y de aquellas que quieren serlo, también, y que les cuesta. Me pareció que es una película que abre las puertas a la conversación entre las mujeres con distintos objetivos de vida. Y eso me parece súper interesante. Me sentía dentro de Lola, porque sus contradicciones son las que sentía leyendo el guion. Ese acercamiento es humilde, y eso me parecía muy humano.

Estamos en plena temporada de premios. ¿Cómo lo vives? ¿Cuáles son tus sensaciones?

Me hace muchísima ilusión. Cuando me nominaron a los Feroz por 'Los días que vendrán' me puse súper contenta. Luego, cuando no me nominaron a los Goya me dio muchísima pena. Me lo creí. Como esto no depende de mí y el lujo es seguir trabajando, estoy haciendo un trabajo de control de expectativas constante. Por supuesto, me haría mucha ilusión que me nominaran, pero aquella experiencia me enseñó a controlar. Me quedo con que tengo trabajo de aquí a un año más, así que eso es lo que celebro. Me nominen o no, me iré igualmente a tomar unos vinos con unos amigos. Hace ilusión porque es tu gente, son tus propios compañeros los que están valorando tu trabajo. Y lo mismo pasa con la Prensa, por ejemplo, que te valora sabiendo que hay muchísimas propuestas en un año.

Tanto 'Mamífera', como 'El 47' o 'Casa en llamas', han demostrado que hay ganas de cine adulto. No de sexo y drogas, sino de películas que apelen a temáticas maduras. Además, en catalán. ¿Qué crees que ha propiciado un fenómeno así este año?

Se mezclan varias cosas. Es un momento en el que tengo la sensación de que en Cataluña se está rodando muchísimo más que hace cinco años, por ejemplo. Eso hace que tengamos muchísima más cultura y con más mujeres pilotando los barcos. Con 'Casa en llamas', por ejemplo, Dani [de la Orden] ha encontrado una sensibilidad transversal. De lo obrero a lo pijo. Y eso ha hecho, joder, que incluso me reconozcan por la calle, que no me había pasado nunca. Ha empezado a hablar de cine gente que ya no estaba yendo al cine.