Entrevista

Harris Dickinson ('Urchin'): "En el cine británico había una vieja guardia que se está renovando, las cosas han cambiado mucho"

Hablamos con el actor británico, y ahora director de 'Urchin', uno de los debuts más aclamados del 2025 tras su paso por festivales como Cannes y San Sebastián

San Sebastián·
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Harris Dickinson, durante una charla en el Festival de San Sebastián, donde presentó 'Urchin'
Harris Dickinson, durante una charla en el Festival de San Sebastián, donde presentó 'Urchin' · Fotografía: Festival de San Sebastián / Iñaki Luis

En las calles de Londres, Mike, un joven sin hogar, lucha por sobrevivir mientras enfrenta su pasado y busca una salida a su situación. Su vida transcurre entre la marginalidad y breves destellos de esperanza. A medida que se adentra en un camino de autodescubrimiento, surgen oportunidades inesperadas que podrían marcar un nuevo comienzo. Ese es el punto de partida de 'Urchin', la ópera prima de Harris Dickinson, un actor que a sus 29 años está a punto de convertirse en John Lennon a las órdenes de Sam Mendes en las cuatro películas que intentarán reconstruir la leyenda de los Beatles, uno de los proyectos más esperados y arriesgados de Hollywood en la última década. Pero para hablar del proyecto por el que pasará casi un año trabajando junto a Joseph Quinn, Paul Mescal y Barry Keoghan ya habrá tiempo. Ahora toca hablar de una película que recibía seis nominaciones a los BIFA, los premios del cine independiente británico.

A pesar de ser descubierto por Eliza Hittmann en ‘Beach rats’, Ruben Östlund (‘El triángulo de la tristeza’) y Halina Reijn (‘Babygirl’) son los únicos directores con los que ha trabajado a los que les pidió notas sobre un primer montaje de un debut que fue recibido por todo lo alto en su puesta de largo en el Festival de Cannes, donde ‘Urchin’ ganó el Fipresci y el premio de interpretación para Frank Dillane en la sección Una cierta mirada.

Este viernes llegará a los cines españoles tras el paso del director y actor por el Festival de San Sebastián, donde se sentó a hablar con Kinótico sobre su debut, su vocación de director o la bendita y progresiva desaparición del elitismo en la industria de cine de su país. “Pienso en ‘Aftersun’ de Charlotte Wells; en ‘Scrapper’ de Charlotte Regan, en la que participé; o en ‘How to Have Sex’ de Molly Manning Walker. Ahora hay una plataforma increíble de cineastas británicos de orígenes muy diversos. En mi opinión, la situación ha mejorado muchísimo. Creo que había una vieja guardia que poco a poco se está renovando”, se muestra optimista este hijo de una peluquera y un trabajador social.

Harris Dickinson, en el photocall de 'Urchin' en el Festival de San Sebastián
Harris Dickinson, en el photocall de 'Urchin' en el Festival de San Sebastián · Fotografía: Festival de San Sebastián / Alex Abril

¿Cuándo te diste cuenta de que también eras director, y no solo actor?

Desde pequeño supe que quería hacer películas. Ya de niño hacía vídeos de skate en mi barrio. Empecé a sentir un impulso por escribir y unir a la gente, pero no sabía muy bien qué significaba. Tampoco era capaz de ver si podía trabajar algún día haciendo eso. No sabía si era algo realista. Poco después empecé a actuar. Es curioso, pero sentía que la interpretación era algo más realista. Cuando conocí a otros actores, a gente que hacía teatro, pensé que quizás yo también podría hacer eso algún día. Me encantaba actuar, pero dirigir ha sido mi prioridad desde que tengo memoria. Durante mi tiempo libre reflexionaba que la actividad creativa que estaba desempeñando como actor no termina de desafiarme del todo. Hacer una película como director se convirtió en una especie de examen definitivo para comprobarlo.

Sabemos por tus tatuajes que eres un gran admirador de Ken Loach. ¿Siempre te han interesado las historias con temática social?

"Fue mi familia la que me introdujo en el cine social desde muy joven. Sentía que esas historias se acercaban más a mi realidad"

Así es. Tuve mucha suerte porque fue mi familia la que me introdujo en ese tipo de cine desde muy joven. Mi madre estaba muy al tanto de las obras de teatro que dirigía entonces Mike Leigh. Fue también la que me enseñó el trabajo de Shane Meadow. Sentía que esas historias se acercaban más a mi realidad. Entendía a los cineastas y a los personajes que encontraba en esos mundos. Creo que a la vez eso explica en parte por qué la historia se aleja de ese género. Para mí, ‘Urchin’ representa una ruptura con el realismo social lineal. Nunca me interesó hacer algo parecido a un documental. La veracidad de esta historia radica en que dedicamos mucho tiempo a investigar el mundo de las personas sin hogar, las adicciones, la reforma penitenciaria, la libertad condicional y la salud mental, entre otros temas. Muchas personas analizaron el guion. Eso significaba que los fundamentos de la película debían estar muy bien definidos y claros, pero tampoco estábamos atados a una verdad absoluta. Queríamos tener un punto de vista.

¿Cuál fue la semilla que dio origen a este personaje y al antihéroe que reside en el corazón de ‘Urchin’?

Creo que me interesaba hacer un estudio de un personaje profundamente imperfecto, alguien que lucha contra sí mismo. Quería llevar al público en un viaje que pusiera a prueba su propia moralidad y su tolerancia hacia un personaje así. Me intrigaba mucho hablar de la adicción. He tenido personas cercanas que han luchado contra ella. Esos comportamientos cíclicos me resultaban fascinantes y a la vez muy tristes. Es doloroso lo fácil que es caer en viejos hábitos. Sentí que era algo de lo que tenía que hablar.

Has trabajado mucho en Hollywood, pero esta es una película muy británica y una película pequeña, en el mejor sentido de la palabra. ¿Era importante hacer tu primera película en casa?

No es que tenga una lealtad o un vínculo especial con el Reino Unido. Quiero hacer películas en otros lugares también, pero quería hacer algo que hablara de mi comunidad, de la zona donde crecí y los lugares que conozco. Yo trabajé en el hotel que aparece en la película. También había trabajado en el césped donde el personaje recoge la basura. ‘Urchin’ es muy personal para mí, en todos los sentidos, también en cuanto a las localizaciones.

Hay elementos surrealistas, comedia, drama. Hay muchas cosas en esta película. ¿Cuál fue el mayor reto para ti?

Fue un reto equilibrar todos esos ingredientes. Siento que también estaba poniendo a prueba mi propia ingenuidad, al intentar jugar con cosas que me interesaban, pero que no eran necesariamente realistas. Creo que así es como funciona mi mente: le interesa lo surrealista y disfruta de lo abstracto. Me parecía importante poder combinar esas cosas, funcionaran o no. Vivimos en un mundo que dista mucho de ser normal. No quería intentar representarlo de una forma totalmente realista. Eso no le haría justicia.

Frank Dillane, en un fotograma de 'Urchin', de Harris Dickinson
Frank Dillane, en un fotograma de 'Urchin', de Harris Dickinson · Fotografía: BBC Film

Frank Dillane es toda una revelación. Lleva tiempo trabajando, pero este es su primer gran papel. ¿Sabías desde el principio que no querías ser el protagonista de una película que ibas a dirigir?

No creo que hubiera sido capaz de hacerlo. Pensaba que dirigir ya requería demasiada concentración y esfuerzo mental. No quería hacer un papel más importante que el que hago en la película, que es bastante pequeño de por sí, y ni siquiera estaba previsto que lo hiciera yo. El actor que iba a hacer nos dijo una semana antes de rodar que no podía hacerlo, así es como terminé interpretando a Nathan. A pesar de ser un personaje pequeño, fue difícil hacer las dos cosas, porque te divide la mente de una manera que me resulta muy incómoda. Resulta extraño y muy difícil para mí. Frank encarnaba el papel a la perfección. Necesitaba a alguien que también tuviera un carisma muy concreto, que fuera peculiar y captara la esencia cómica del guion. Frank tiene un humor físico innato. Era perfecto. Es alguien que se entrega por completo, que no se guarda nada, y se nota en la película.

¿Cómo es de diferente ser un recién llegado cuando eres un actor, como cuando te pasó con ‘Beach rats’, a serlo cuando has dirigido la película?

Definitivamente hay más autonomía y responsabilidad cuando has hecho una película. Eres más dueño y autor de algo de lo que has formado parte desde el principio. ‘Urchin’ es importante para mí por lo mucho que me he volcado en este proyecto durante los últimos seis años. Eso la convierte en una película particularmente especial. La acogida que tuvimos en Cannes fue muy significativa y, sinceramente, no era algo que esperábamos. No es algo que había dado por sentado. Presentar la película en estos festivales y recibir una respuesta tan positiva te valida y hace que la película valga la pena. Tenía muchísimo miedo cuando la enseñé por primera vez. Muchísimo miedo. Todavía tengo miedo de cara al estreno. Aún no se ha visto en cines en el Reino Unido. Me preocupa si gustará o no, pero al final estoy orgulloso del resultado y de todos los que participaron, así que puedo sacar pecho en ese sentido. No es una película perfecta, pero tengo muchas ganas de seguir desarrollándome y creciendo como cineasta, y de superarme a mí mismo. Ya veremos.

Has trabajado con muchos cineastas increíbles. ¿Les enseñaste el guion o un primer montaje a alguno de ellos para que te dieran notas?

Creo que compartí una versión del montaje con Halina Reijn, directora de ‘Babygirl’, y también con Ruben Östlund, director de ‘El triángulo de la tristeza’. Mantuve el guion más en secreto y no pedí muchas opiniones, porque ya había mucha gente involucrada en la producción. Contábamos con la financiación y el ‘feedback’ de la BBC, el BFI y otras entidades, pero durante la fase de montaje se lo mostré a algunos amigos y colegas para tener otros puntos de vista.

Harris Dickinson, en el set de Kinótico en San Sebastián, donde presentó 'Urchin'.jpg
Harris Dickinson, en el set de Kinótico en San Sebastián, donde presentó 'Urchin'.jpg · Fotografía: Kinótico

Eres muy joven, pero ya has trabajado en muchos platós. Eso te ha permitido observar de cerca cómo trabaja la gente. ¿Hay algo que hayas visto en un set que te haya hecho decir “yo no quiero esto cuando haga mi película”, o al revés?

He estado en muchos set de rodaje que estaban muy bien diseñados para fomentar la creatividad. Los mejores directores con los que he trabajado saben cómo formar un equipo y como crear un ambiente que ayude a ejecutar la visión del proyecto. Es más fácil decirlo que hacerlo, porque muchas veces no todo el mundo es consciente de lo que está pasando, o no todo el mundo entiende cómo crear ese ambiente. Los peores rodajes en los que he estado son aquellos en los que la gente no quería estar allí, lo cual es totalmente comprensible a veces. No todo el mundo disfruta de lo que hacen en el cine. Algunos lo hacen solo por trabajo. Otros lo hacen porque les apasiona. Para mí, los mejores rodajes han sido los de las películas más pequeñas, donde hay mucho en juego y la historia es lo primordial. Todos se esfuerzan por alcanzar el mismo objetivo común, la misma sensibilidad. Cuando hay mucha gente a la que gusta su trabajo, o que no está en la misma página, la cosa cambia.

Ken Loach y los hermanos Dardenne se están haciendo mayores. ¿Crees que habrá una nueva generación de cineastas interesados historias de corte social, como lo es ‘Urchin’?

La realidad es que películas como esta son difíciles de producir. No todo el mundo quiere financiar películas que traten temas difíciles. Es lo que hay. No es un secreto. Hay muchos cineastas que quieren abordar el lado oscuro del ser humano y de la sociedad, pero no es tan fácil producirlas. No creo que sea una falta interés. Creo que subestimamos la capacidad del público para adentrarse en un mundo así. Esta película tardó en conseguir financiación. No fue un camino fácil, y es comprensible, porque la gente también busca evadirse. La gente quiere refugiarse en algo, y lo entiendo perfectamente. Por eso mismo no quise ser demasiado explícito con los temas. No quería culpar a nadie. No quería ser demasiado obvio. No quería amedrentar a nadie con mis opiniones sociopolíticas. No quería decir: esto está mal, esto está bien. Solo quería presentar un personaje, una película, en un mundo con circunstancias muy precarias, y dejar que el resto fluyera. No pretendía dar lecciones de moral. Para mí era importante no dictar lo que está bien o mal, ni qué sentir, ni decir qué falla en nuestra sociedad. Quería lanzar una reflexión sobre una persona y el mundo que la rodea.

Recuerdo una entrevista con James McAvoy donde hablaba del techo de cristal en la industria británica. Tú mismo perteneces a una familia trabajadora. ¿Crees que las élites siguen teniendo el control de la mayoría de las historias en el Reino Unido?

"Es muy difícil entrar en la industria del entretenimiento, eso explica que la gente que está en una posición más cómoda quiera proteger su lugar"

Creo que antes era así, pero sin duda la situación ha cambiado. El hecho de que se siga mencionando este tema probablemente demuestre que las cosas están cambiando. Así que ya no pienso que sea. Es inevitable que exista el elitismo y el nepotismo. Es algo inherente a cualquier industria. Es notoriamente difícil entrar en la industria del entretenimiento, eso explica que muchas veces la gente que está en una posición más cómoda quiera proteger su lugar, al menos al principio. Últimamente han surgido películas importantes que han salido de lejos de esos círculos. Pienso en ‘Aftersun’ de Charlotte Wells; en ‘Scrapper’ de Charlotte Regan, en la que participé; o en ‘How to Have Sex’ de Molly Manning Walker. Ahora hay una plataforma increíble de cineastas británicos de orígenes muy diversos. En mi opinión, la situación ha mejorado muchísimo. Creo que había una vieja guardia que poco a poco se está renovando.

Leí que llevabas siete años escribiendo y preparando esta película. Espero que la segunda no tarde tanto. ¿Estás pensando en escribir la siguiente mientras haces las películas de los Beatles, ya que va a ser una producción enorme?

Ya tengo un guion para mi próxima película, pero necesito dedicarle más tiempo. Creo que ‘Urchin’ tardó tanto porque era muy novato en esto. Todavía sigo aprendiendo todo el rato, pero en ese caso tampoco estaba necesariamente que se fuera a hacer la película, así que pasé mucho tiempo sin hacer nada, intentando desarrollarlo sin saber qué pasaría después. Ahora mi idea es seguir desarrollando este guion durante el próximo año mientras ruedo las películas de los Beatles y luego ver qué pasa. Si alguien quiere producirla, la haré.

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