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Industria

Lo que la caída en desgracia de Channel 4 puede enseñar a los grupos mediáticos españoles

La cadena británica, responsable de la puesta en marcha de clásicos como 'Queer as Folk', 'Skins', 'Utopia' o 'Black Mirror', ha entrado en déficit récord

Madrid·Actualizado: 09.10.2024 - 04:00
Las oficinas centrales de Channel 4 en Londres, Inglaterra
Las oficinas centrales de Channel 4 en Londres, Inglaterra · Fotografía: WIKIMEDIA COMMONS

Durante décadas, hartos de ver siempre más verde el césped del vecino y más brillo en la dentadura ajena, el modelo de la televisión británica Channel 4 era alabado de extremo a extremo de Europa. No en vano, esta cadena basaba su modelo de explotación en una curiosa estructura solo posible bajo el horror económico del 'thatcherismo': bajo las siglas SOE -no es una broma, viene de "State-owned enterprise"-, Channel 4 operaba en Reino Unido como una empresa propiedad del Estado pero no recibía fondos del mismo, basando su actividad en la estricta explotación comercial de sus espacios en antena. Esto permitió al canal, desde 1982 en adelante, convertirse en una alternativa sólida y competitiva frente a la BBC, que sí recibía fondos gubernamentales y, por lo tanto, debía justificar cada libra gastada ante el vetusto parlamento británico y la Corona. Cuarenta años después, la decisión no parece tan brillante y el canal se enfrenta a una escalada del déficit histórica.

Ese nicho de estabilidad permitió un crecimiento desorbitado del canal y su marca, lo que se convirtió en oasis para nuevos creadores ingleses. De finales de los noventa hasta nuestros días, Channel 4 ha dado luz verde a varios de los proyectos televisivos más importantes en la lengua de Shakespeare: desde el salto al vacío que significó emitir por primera vez 'Big Brother' (Gran Hermano) en el archipiélago del norte hasta la producción de clásicos como 'Queer as Folk', 'Utopia' o la mismísima 'Black Mirror', que antes de fichar por Netflix tuvo en el canal británico su primer hogar. Channel 4 también ha sido, durante años, refugio generacional, dando cabida en su programación a series como 'Skins' o la reciente 'It's a Sin', en coproducción con HBO y que fue rechazada por la propia BBC.

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