FICX Pro

¿Puede una Inteligencia Artificial respetar realmente los derechos de propiedad intelectual?

Carolina Barco, de Incoproduction, y Lucía Herrera, directora de antena de la RTPA debatieron en Gijón sobre los retos a los que se enfrenta el ecosistema del cine

Gijón·Actualizado: 21.11.2024 - 06:30
Sucesión de fotogramas, generados por IA, que la empresa Midjourney distribuyó para hacer entender el potencial de sus sistemas de aprendizaje
Sucesión de fotogramas, generados por IA, que la empresa Midjourney distribuyó para hacer entender el potencial de sus sistemas de aprendizaje · Fotografía: MIDJOURNEY / JOHNNY WEISS

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El ejemplo de discordia no pudo ser más evidente. El pasado mes de octubre, durante la primera escenificación de lo que, en teoría, serán las mesas de diálogo entre el sector que traerán aparejadas consigo la Ley del Cine, los representantes de los guionistas lo dejaban claro: a su juicio, no existe un uso legítimo de la Inteligencia Artificial (IA) que no vulnere los derechos de propiedad intelectual por el propio entrenamiento al que se someten estos sistemas de respuesta. En el marco del FICX Pro en el 62 Festival de Gijón y como no podía ser de otra manera, el problema centró una de las charlas más relevantes de lo que llevamos de encuentros industriales, en un diálogo entre Lucía Herrera, directora de antena de la RTPA -la televisión pública asturiana- y Carolina Barco, de Incoproduction, moderado por la periodista Sara González.

La mesa redonda, que tenía por nombre "La propiedad intelectual de la obra y en la obra cinematográfica ante la IA y la digitalización" y se celebró en el salón de actos del Centro Cultural Antiguo Instituto Jovellanos, reunió a un gran número de oyentes, la mayoría jóvenes, para desgranar el futuro inmediato de una tecnología que provoca tantos buenos avances en automatización como preocupación en el sector. "La IA ha irrumpido, es un nuevo actor en nuestras vidas y no es George Clooney. Lo importante ahora mismo, para todos, pasa por tres cuestiones básicas. Ver de quién es lo que genera la IA, ver de qué se nutre, y entender cómo se organiza ese tratamiento de la propia obra, el propio ingenio de la IA", explicó Herrera, que arrancó la conferencia, precisamente, con un video creado con esta tecnología para evidenciar sus problemas: además de vulnerar propiedades intelectuales como 'Star Wars', la IA no tenía reparo alguno en generar presentadoras de informativos con cánones imposibles o extremadamente sexualizados.

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"Si uno le pregunta a una IA, como Claude, qué puede ser otra IA respecto al cine, como ChatGPT, lo que te dice es que es como tener a un guionista insomne que trabaja para ti todo el rato", explicó la responsable de antena de la televisión pública asturiana, haciendo hincapié en las intenciones desconocidas de las grandes empresas tecnológicas que están realmente detrás del desarrollo de estos sistemas. "A nivel legal, es un tema extremadamente delicado y todavía embrionario. Porque, por ejemplo, en EE.UU. no se considera autor al creador de la máquina. Esa parece ser su línea de actuación de cara a lo legal", apuntaba Herrera, haciendo alusión a los recientes casos presentados ante la oficina de propiedad intelectual americana. Y es que, pese a la mala fama que se ha ganado a pulso la IA en Hollywood, no son pocos los casos de estudios que la siguen utilizando o de empresarios que, de hecho, han volcado todo su modelo de negocio en ella.

Fotograma de 'El último late night', película acusada de usar Inteligencia Artificial en algunas de sus creatividades
Fotograma de 'El último late night', película acusada de usar Inteligencia Artificial en algunas de sus creatividades · Fotografía: IFC Films

En el cine, uno de los últimos grandes casos de choque frontal entre creatividad y automatización vino de la mano del estreno de 'El último late night', que en España pudo verse en cines y en streaming gracias a Filmin. La película de Cameron y Colin Cairnes, un prodigio de originalidad que hizo las delicias de los fans del terror a mediados de año, se rodeó de una polémica un tanto absurda al hacer uso de imágenes generadas por IA para sus diferentes transiciones y cartelas inspiradas en la televisión de los años ochenta. Preguntados por 'Variety' al respecto de la polvareda en redes, los Cairnes explicaron que habían decidido "experimentar" y que tan solo 3 imágenes de la película habían sido generadas por IA. Más allá de los patinazos publicitarios y la ética, en lo legal, el pacto alcanzado por estudios, intérpretes y guionistas -y que tiene validez hasta 2026-, estipula que el uso de esta tecnología solo tendrá que ser sometida a la validación de las partes implicadas: es decir, se trataba de un uso completamente legal.

"EE.UU. invierte, China produce y Europa legisla"

Carolina Barco, responsable de Incoproduction (empresa de matchmaking entre profesionales del sector) quiso incidir en la aportación al volumen que está trayendo consigo la implantación de la IA: "La generación de contenido va a explotar aún más. Eso implica muchas ventajas, como que hay un mayor nivel de generación de contenido, con reducción de costes, pero por otro lado ya no basta con crear, hay que destacar", expuso, antes de intentar atacar otro de los puntos clave de la materia: los datos y los productos de la IA siempre estarán sesgados por las propias empresas y profesionales que los generan. Por ello, Herrera pedía una legislación comunitaria para regular el asunto: "En Estados Unidos pueden acogerse al pacto con los guionistas, que quedará caduco pronto, pero en España no hay un convenio colectivo que lo recoja directamente", apuntaba recordando el caso, ahora con espíritu de jurisprudencia, de la indemnización que José Luis Garci se vio obligado a pagar a Antonio Valero por doblarle de manera ilegal en 'El abuelo'.

La pregunta central del debate, acaso la gran incógnita que rodeará al cine y a los elementos generados por IA en la próxima década, es clara: ¿puede una IA respetar realmente los derechos de propiedad intelectual? Escuchando a Herrera y Barco, parece imposible. "EE.UU. invierte, China copia y produce y Europa, al final, legisla", bromeaba Herrera sobre la lentitud de los gobiernos para hacer frente a las nuevas realidades. Porque, además de las implicaciones legales del uso de estas tecnologías, en el debate celebrado en Gijón también surgieron dudas respecto al impacto posterior. "Si una obra es generada con IA, que a su vez ha sido entrenada con múltiples materiales de múltiples dueños, ¿no debería ser de dominio público?", se preguntaba Barco, que también puso en valor, gracias a una pregunta del público, los desafíos morales de esta tecnología. ¿No es el apoyo a la IA una forma de seguir condenando al subdesarrollo a los países en los que se alojan muchas veces los servidores, como Kenia, Nigeria o Pakistán? ¿Merece la pena gastar miles de litros de agua al día para que ChatGPT pueda generar redacciones para estudiantes? La respuesta solo la dará el tiempo.

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