Entrevista

'Itoiz udako sesioak', o la leyenda del grupo de rockeros para el que Euskadi entera sí fue suficiente

Las directoras Larraitz Zuazo, Zuri Goikoetxea y Ainhoa Andraka exploran el relato completo y honesto de los autores de 'Lau teilatu', en cines desde el 24 de enero

Madrid·Actualizado: 20.01.2025 - 06:30
Juan Carlos Pérez, fundador de Itoiz, en 'Itoiz udako sesioak', de Larraitz Zuazo, Zuri Goikoetxea y Ainhoa Andraka
Juan Carlos Pérez, fundador de Itoiz, en 'Itoiz udako sesioak', de Larraitz Zuazo, Zuri Goikoetxea y Ainhoa Andraka · Fotografía: DOXA

Hay una reflexión común a todos los pensadores y pensadoras de nuestro tiempo. Nuestra recién adquirida capacidad de archivo masivo, llámese calendario virtual o registro de historias destacadas en Instagram, está consiguiendo que nuestra forma de entender la memoria cambie radicalmente. Todos podemos saber, con exactitud geolocalizada, qué estábamos haciendo hace un año, dónde estábamos y en qué cafetería decidimos detener aquel goloso paseo dominical. Pero, ¿es eso archivo? ¿Es memoria si recordamos la última vez que vimos a aquel amigo, pero no qué nos dijimos? ¿Cómo de documental es la última foto con nuestra ex pareja si no cabe también en el recuerdo el último reproche? En esa línea de pensamiento se instala una película como 'Itoiz udako sesioak' (en español se podría traducir como "las sesiones veraniegas de Itoiz"), dirigida a seis manos por Larraitz Zuazo, Zuri Goikoetxea y Ainhoa Andraka y que, de algún modo, intenta aportar luz sobre la formación, la llegada al éxito y la disolución de una de las bandas más importantes de la música en euskera.

"Todo empieza desde la ilusión que puede tener una fan de Itoiz, como soy yo. Tuve la ocasión de conocer a Juan Carlos [Pérez] a través de un amigo que teníamos en común y empecé a fantasear con la idea de hacerle un documental a Itoiz. Empecé a reunirme con él, pero él parecía reticente. Fue ahí cuando contacté con Ainhoa [Andraka] y Zuri [Goikoetxea], de Doxa, y todo se puso en marcha, sin que realmente hubiera una idea concreta", explica sincera Larraitz Zuazo sobre cómo levantó el filme a través del fundador y vocalista de la banda, y que aquí erige junto a sus codirectoras un relato legendario en tres tiempos: 'Itoiz udako sesioak' es, a la vez, documental de archivo -recuperando grabaciones y maquetas inéditas e intervenciones de la banda en TVE-, épica conversacional -permitiéndonos ser testigos de las conversaciones, el cariño y el reproche, entre los miembros del grupo- y película de reconstrucción, imaginándose la Euskadi de finales de los setenta a través de logradas reconstrucciones ficcionadas.

"Es un grupo que tiene una trayectoria de diez años y lo deja en lo más alto. Había muchos elementos para trabajar en una historia un poco diferente", explica Andraka, sobre un guion en el que estuvieron trabajando dos años, realizando entrevistas de preparación de más de cuatro horas a todos los miembros del grupo, amén de personalidades culturales de la época, amigos y conocidos. "Cuando nos dimos cuenta de que el archivo de los primeros años del grupo era nulo, que no existía, supimos que esa ausencia la teníamos que pulir. Eso nos llevó a las ficciones", añade Goikoetxea, sobre los originales lenguajes por los que transita el filme y que no se acaban de casar con nadie. Sin duda, el más valioso es aquel que sus directoras han bautizado con el nombre de "realismos mágicos", encuentros grabados entre los miembros de la banda en el que hay espacio para la nostalgia, pero también para los desencuentros o las dos perspectivas de un mismo problema sin resolver.

Fotograma de 'Itoiz Udako Sesioak', documental dirigido por Larraitz Zuazo, Zuri Goikoetxea y Ainhoa Andraka
Fotograma de 'Itoiz Udako Sesioak', documental dirigido por Larraitz Zuazo, Zuri Goikoetxea y Ainhoa Andraka · Fotografía: DOXA

"Hemos trabajado en búsqueda de archivo perdido, que no estaba publicado", apunta Zuazo, sobre un documental que aporta varias grabaciones inéditas ('fancams', que dirían los zeta) de Itoiz y que ayudan a entender el fenómeno que supuso el grupo en los límites del batúa. "Encontrar la película nos costó bastante, porque no queríamos hacer un reportaje. No queríamos tener que explicar el grupo de manera cronológica ni hacer un documental musical al uso. Fue en montaje cuando realmente entendimos que lo que mejor funcionaba era el viaje emocional. Sin tener que estar atados a explicar quién es quién o el contexto político de Euskal Herria en aquel momento. Cuando vimos que podíamos atrevernos a articular así la película, fue cuando mejor funcionamos", aclara la codirectora, sobre los autores de 'Lau teilatu', himno para varias generaciones de la cultura vasca. "Si algo caracteriza al grupo es su evolución. Al principio hacían algo a contracorriente, en los setenta en un pueblito como Mutriku, haciendo rock sinfónico... luego coinciden en el tiempo con el rock radical vasco y son criticados por hacer poesía, por abstraerse... queríamos que el documental vibrara en esa línea, más que hacerlo entendible desde un punto de vista meramente informativo".

"Necesitábamos llegar al alma del grupo, crear una visión más viva, no tan cerrada de lo que fue el grupo" (Ainhoa Andraka)

Así, precisamente, 'Itoiz udako sesioak' se convierte en una película sobre la percepción. La más importante, claro está, la de su fundador, un Juan Carlos Pérez sobre el que se articula todo el filme y que es narrador poco fiable pero siempre honesto sobre la historia del grupo. Concebida como un mapa de recuerdos, más que una explicación, la película triunfa cuando transita en ese hogar de grises que es el fin de una banda histórica: 40 años después, importan más las formas que los porqués, y las formas siempre fueron las mejores que permitió el tiempo. Itoiz, acaso la banda para la que Euskadi fue más que suficiente, también se pregunta por la contención del éxito (¿Hubieran sido más grandes de pasarse al inglés, o de sumarse a la invasión de la radio en español de mediados de los ochenta?). "Itoiz tuvo varias fases, y creemos que a veces solo se ve la punta del iceberg. Necesitábamos llegar al alma del grupo, crear una visión más viva, no tan cerrada de lo que fue el grupo", añade Andraka, sobre un filme que juega sus cartas de manera en que el espectador nunca se siente perdido, incluso sin sentir la conexión que podría epatar en un fan del grupo.

"Hay reproches y cosas que se dicen entre ellos que no se habían dicho jamás, en cuarenta años. Como buenos hombres vascos alrededor de los sesenta y setenta años", bromea Goikoetxea, sobre los encuentros entre los miembros de la banda (Pérez se sienta con Jose 'Foisis' Gárate, Estanislao 'Estanis' Osinalde, Joseba Erkiaga y José Antonio 'Antton' Fernández). "Ellos se prestaron al juego con la idea de romper el discurso que siempre repetían. Es como que habían pactado una forma de contar el relato de la banda y así pudimos romperlo. Se generaron estados de mucha intimidad, donde ellos se sentían muy cómodos, pero no hay artificio ninguno. Detrás estaba todo el equipo técnico, era un rodaje como se imagina cualquiera un rodaje", reconoce honesta Zuazo antes de despedirse, sobre uno de los trabajos de no ficción que deberían marcar el recién inaugurado 2025 en nuestro audiovisual y que llegará a los cines a partir del 24 de enero.

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