Entrevista
Tricia Tuttle: "Como directora, cuando las críticas crucen una cierta línea... voy a alzar la voz"
Antes de que arranque la 75 edición del Festival de Berlín, la máxima responsable del certamen alemán habla con Kinótico sobre las claves de su nuevo rumbo
![Tricia Tuttle, directora del Festival de Berlín, en una foto de archivo](/_next/image?url=https%3A%2F%2Fcdn.sanity.io%2Fimages%2Fgfy7vknl%2Fproduction%2Fed2f99aaabd77a51f04bad737019fa25b0b90d36-3508x2338.jpg%3Frect%3D515%2C0%2C2632%2C1799%26w%3D1024%26h%3D700%26dpr%3D3&w=2048&q=75)
Tras un breve período de adaptación entendiendo la magnitud del evento, el pasado 1 de abril de 2024 la estadounidense Tricia Tuttle era nombrada nueva directora del Festival de Berlín. Guitarrista y académica de estudios fílmicos, reconvertida a gestora cultural, su nombramiento venía avalado por su experiencia al frente del crecimiento del Festival de Londres (BFI Film Festival) y de la Academia británica, siendo una de las personas más importantes en el desarrollo de los BAFTA como cita clave de la temporada de premios. Lo que Tuttle desconocía es que el otrora pacífico Festival de Berlín, habitualmente lejos de los politiqueos de Cannes y las alfombras de Venecia, se iba a convertir en eje de la polémica tras la proyección de 'No other land'. Uno de los documentales del año (nominado al Oscar), provocó que la última gala de clausura antes de que la nueva directora asumiera su rol acabase en un pequeño gran cisma del mundo cultural de Alemania, con el genocidio en Gaza como telón de fondo.
Tras varios meses intentando calmar las aguas, y una entrevista a The Guardian en la que llegó a confesar que había cineastas dubitativos para con la Berlinale y sus garantías a la libertad de expresión, Tuttle arranca mañana su primera edición como gerente plenipotenciaria de uno de los cinco festivales más importantes del mundo. Así, se encuentra con Kinótico antes de que comiencen a proyectarse las películas en la 75 edición de la Berlinale (el festival se celebra entre el 13 y el 22 de febrero) para hablar de sus sensaciones al frente del certamen, la dualidad entre las estrellas y el cine de autor y su punto de vista respecto al cine español, cuya máxima representante este año será Eva Libertad con 'Sorda', amén de un nutrido grupo de cineastas emergentes que lucirán sus largometrajes y cortometrajes en otras secciones paralelas.
Primer año al frente de la Berlinale. ¿Cuáles son las sensaciones?
Muy buenas. Estoy segura de que los nervios llegarán en algún momento pero soy muy positiva respecto a la edición de este año. Estoy deseando que la gente pueda ver por fin las películas de las que llevamos hablando meses entre nosotras.
¿Cuál dirías que ha sido la parte más dura del proceso de adaptación? ¿Cómo lo definirías?
Creo que la parte más complicada ha sido la complejidad del conjunto. Sabía que se trataba de un gran desafío, porque así lo ha sido para quienes vinieron antes de mí. También sabía que la geopolítica tendría un gran peso, en parte por la posición de Alemania en el tablero internacional y en parte por todo lo que está ocurriendo en Oriente Medio. A ello había que sumarle varios cambios organizativos, un cambio de perspectiva en nuestro porfolio al que había que dar respuesta. Muchas, demasiadas complejidades que incluso no esperaba. Pero estoy muy orgullosa de cómo ha respondido el equipo. Hemos levantado una programación muy competitiva e interesante que estoy segura de que emocionará a la audiencia.
Sería genial ir repasando esos desafíos, empezando por el económico. En España, cuando hablamos con gente dentro y fuera de la industria, no parecen entender de dónde procede el dinero. ¿Cómo se podría explicar la importancia de la búsqueda de esa financiación para citas como la Berlinale?
Para producir un evento como este, que el año pasado vendió 400.000 entradas, hay que entender que esos días vienen a Berlín personas de 115 países. Además, tiene un impacto de 100M€ sobre la economía alemana solo en viajes, alojamientos y visitantes, lo cual me parece mareante. Eso cuesta dinero de producir, sí, pero es una inversión, y mucha gente no se da cuenta de ello. De repente escuchan que el Festival de Berlín cuesta 34M€ y no pueden comprender en qué se gastan, en personal, en proyecciones y alquileres... Lo importante es que somos capaces de producir el 60% de nuestro propio presupuesto y que esa cifra irá creciendo con los años, irá a más. No puedes, bajo ningún concepto, organizar una cita cultural de este calibre sin ayuda del Estado. Una buena práctica, creo, sería que alrededor de un tercio de tu presupuesto proviniera de subvenciones, así que hacia allí queremos ir.
![Tricia Tuttle, máxima responsable y directora de la Berlinale, en una foto de archivo](/_next/image?url=https%3A%2F%2Fcdn.sanity.io%2Fimages%2Fgfy7vknl%2Fproduction%2Fdbcacdbecf4a6d898edb1ae88ad0b2e47124f793-3508x2338.jpg%3Frect%3D0%2C181%2C3508%2C1977%26w%3D1024%26h%3D577%26dpr%3D3&w=2048&q=75)
En ese lado económico está también el European Film Market (EFM), que este año ha sufrido grandes cambios en su estructura para hacerse más fuerte. ¿Cómo cree que afectará a la estabilidad de la Berlinale en su conjunto en el futuro?
El EFM ya se había consolidado como uno de nuestros pilares más fuertes el año pasado. Y queremos seguir construyendo desde él. Sí creo, a título personal, que cuanto más abramos el programa del EFM al público asistente al festival, más fuerte será, tenemos que alejarnos de la perspectiva de interior, de mirar solo hacia nosotros mismos en la industria. Por eso hemos introducido los cambios, para ayudar a los emprendedores, inversores y distribuidores a todos los niveles. No queremos que a una película solo le vaya muy bien aquí y que no haya un impacto más allá de eso. Tenemos que configurar la programación de modo que nos aseguremos que las conexiones entre películas y compradores sean las correctas. Un EFM fuerte es una Berlinale fuerte.
Has mencionado la geopolítico y la situación en Oriente Medio, y cómo ha afectado eso al festival, dada también la historia política de Alemania. La gala de clausura del año pasado no hizo más que demostrar esa sensibilidad y dijiste que algunas producciones se habían "preocupado" por el estado de las cosas a este respecto. ¿Qué les respondías para que entendieran que Berlín iba a ser un espacio seguro para todo tipo de discursos?
Fue una sensación repetida en muchas conversaciones, con productores, cineastas, distribuidores... y su preocupación tenía sentido. No entendían la controversia del año pasado. Desde fuera de Alemania, parece una cuestión estrictamente relacionada con la libertad de expresión, pero dentro del país hay muchas aristas a tener en cuenta. Hay gente que se ceñía al discurso de la libertad de expresión y otra que entendía que habíamos tomado parte en el conflicto, pero mi única preocupación era asegurarme de que los cineastas entendieran que, cuando ellos vinieran y dentro del marco de la legislación local en materia de lucha contra la discriminación, [la Berlinale] es una plataforma donde creemos que todos los discursos y los impulsos creativos tienen cabida. Además, los cineastas tienen todo el derecho del mundo a usar las plataformas que consideren para hablar de lo que está ocurriendo en el mundo. Algunos de los visionarios más increíbles del mundo son artistas y cineastas. El cine no tiene por qué ser transformativo de la sociedad, pero los cineastas en muchísimos casos lo son, tienen esa habilidad para iluminar el mundo y ayudarnos a entender cómo funciona.
Si empezamos a tener miedo, si empezamos a tener miedo de que los cineastas hablen de eso, estamos acabados como festival de cine. Esa convicción, la conversación con los cineastas sobre esa convicción ayuda mucho. Lo que yo les puedo garantizar es seguridad, seguridad entendida como que no vayan a ser criticados por su punto de vista. ¡Y eso también es libertad de expresión! Es un diálogo. La gente tiene que entender que vivimos en tiempos convulsos, que aquí hay diferencias culturales y que respetamos el derecho a hablar, pero hay otra gente que puede no estar de acuerdo. Eso también está ahí. Tenemos que ser fuertes estando juntos. Más que garantizar espacios seguros, creo que hay que hablar de espacios de valentía. Y cuando la crítica cruce una cierta línea... yo voy a alzar la voz, y estaré encantada de hacerlo, como hice con 'No other land' y sus directores, en otoño, cuando fueron criticados de manera muy injusta tachándoles de antisemitas. Era el momento de dejarme oír. Tenemos que tener cuidado con los discursos que puedan poner en peligro a los cineastas.
¿Cómo afronta Berlín su nuevo lugar en el panorama internacional de festivales? Cannes y Venecia parecen haber tomado una posición clara, por ejemplo, en la carrera hacia el Oscar. ¿Cómo ve al Oso de Oro en ese panorama? ¿Qué importancia le gustaría que tuviera su premio mayor en el calendario anual del cine?
Creo que la importancia de la temporada estadounidense de premios ha crecido exponencialmente en los últimos diez años. Es lo que ha dominado la conversación, por encima del cine independiente. Personalmente, me gustaría alejarme de la narrativa de valorar a una película por el número de premios, de Oscars que pueda ganar una película con el Oso de Oro, porque creo que tenemos que ser mucho más diversos en nuestras conversaciones. Tenemos que encontrar el valor cinematográfico en otras fuentes de interés. El Festival de Berlín siempre ha sido un lugar para el génesis del cine. Tenemos Forum y Forum Expanded, que será el sitio para las películas en una fase más embrionaria, y las galas que acogerán películas como la de Bong Joon-Ho, que apelan a las grandes audiencias. Ese equilibrio es el que queremos ofrecer y que no está presente en otros festivales. Estoy muy orgullosa de Mati Diop o de Radu Jude, que sería imposible que ganarán el premio principal en otros lugares.
También podríamos mencionar el premio a 'Alcarràs', como película española...
¡Sí, claro! No se me olvida (ríe) 'Alcarràs' es un gran ejemplo de lo que la Berlinale puede hacer, puede lograr. Acompañar a una cineasta que estuvo en Generation, con 'Verano 1993' y luego seguir su carrera hasta el Oso de Oro. Además, María Zamora, la productora, está en uno de nuestros jurados y ha estado desde hace muchos años integrada en nuestro mercado como una de las figuras más importantes. Eso me gusta mucho de nuestro festival, que podemos acompañar cineastas. Eso se ve también este año, con cineastas que regresan como Todd Haynes, que ganó el Teddy con 'Poison', o Tilda Swinton, que presentó aquí 'Caravaggio' con Derek Jarman.
Berlín descubre, con nuevos cineastas y nuevas voces, nuevas narrativas. Pero Berlín también son las estrellas y las alfombras rojas. Hace un par de años, se debatió la posibilidad de cambiar las fechas del festival, para adaptarse mejor a la temporada de premios. ¿Ese debate sigue en marcha?
No, de ninguna manera. Sé que estaba en el aire cuando llegué aquí, hace un par de años y tampoco me cierro a ninguna propuesta, pero no es el momento. Creo que no tenemos que movernos con los tiempos, sino quedarnos donde estamos y ser un ancla, aportar un beneficio real a la industria global del mundo. Tenemos que centrarnos en ser un refugio para el cine artístico e independiente, defender nuestra ventana de oportunidad porque los exhibidores están deseando poder agarrarse al cine de calidad. Escasea. Hemos conseguido un lugar importantísimo a principios de año para la industria y creo que debemos mantenernos ahí.
Por tu cargo, obviamente no puedes revelar tus preferencias, pero, ¿cómo definiría la programación de este año? ¿Qué vamos a ver en la Berlinale?
Una de las cosas más importantes que vamos a ver es una ambición, un reto que tenemos desde hace años, por reflejar los impulsos artísticos del cine. Desde 'A complete unknown' o 'Mickey 17' a trabajos mucho más íntimos y arriesgados que irán a Forum o Forum Expanded. No veo necesariamente un tema emergiendo en particular, pero sí veo a cineastas hablar de un mundo complejo, no alejándose del mundo por oscuro que parezca el momento histórico por el que estamos transitando. Veo brotes verdes y luz al final del túnel.
Una última pregunta, sobre el cine español. Este año no tenemos películas en la Sección Oficial pero sí en las paralelas, como 'Sorda', de Eva Libertad. ¿Tienes a alguien en tu equipo atento al cine español? Es una preocupación de nuestro cine, el que no haya nadie específicamente para ello...
No tenemos a un programador especial para España como país, pero no lo tenemos para todos los países. El personal cambia, y su trabajo va más allá de su nacionalidad. España es un país extremadamente importante en el panorama cinematográfico industrial y mundial, y tenemos que esforzarnos por encontrar nuevas voces dentro de su inmensidad. No creo que tengamos que tener a una persona específica ni de España, porque tenemos a gente muy apasionada con el cine español ya dentro del equipo. No es el año más fuerte para España en nuestra programación, pero no porque no lo hayamos buscado. Es una cuestión del momento. Estamos muy orgullosos de tener a María Zamora en Perspectives, por ejemplo, valoramos mucho al cine español y siempre estamos en búsqueda constante de nuevos talentos.
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