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Crítica | Series

'Eric', un thriller intrincado con un Benedict Cumberbatch que huele (siempre) a nominación

Con la Nueva York de los ochenta como contexto, Abi Morgan construye una serie de múltiples capas con una premisa aparentemente sencilla: un niño desaparecido

Madrid·Actualizado: 29.05.2024 - 04:31
Fotograma de la serie 'Eric', con Benedict Cumberbatch
Fotograma de la serie 'Eric', con Benedict Cumberbatch · Fotografía: Netflix

Son los ochenta, en Nueva York, una ciudad donde el crimen, la pobreza, la homofobia, el racismo y la corrupción son el pan de cada día de unos ciudadanos de a pie que luchan por salir a flote y aspiran a volver sanos y salvos a casa. Eso es lo que los padres quieren para sus hijos. Una irrealidad con la que se dan de bruces Vincent y Cassie Anderson cuando un día, tras una discusión entre ellos, dejan ir solo a su hijo Edgar al colegio. ¿Qué le puede pasar en ese corto trayecto? Son solo un par de manzanas. Neoyorquinas, pero manzanas al fin y al cabo. Lo que puede pasar, pasa. Ese día, Edgar no regresa. Su pista se ha perdido. Su familia y el detective Ledroit, al cargo de caso, se vuelcan en su búsqueda. Así arranca ‘Eric’, miniserie de seis episodios que estrena este jueves Netflix con Benedict Cumberbatch tan certero y premiable como siempre.

Abi Morgan, responsable de los guiones de películas como ‘Shame’ y ‘La dama de hierro’ y ganadora de dos BAFTA, firma una miniserie densa e intrincada que intenta captar todas y cada una de las ramificaciones que un hecho, aparentemente aislado y no conectado, tiene en otros muchos y diversos ambientes. Casi todo se concentra, y condensa, en un barrio de Nueva York donde conviven chicos de clase obrera que echan el rato en las canchas de baloncesto; los asiduos a un local nocturno de dudosa reputación ligado de alguna manera a una red de pederastia desmantelada unos años atrás; las familias de mayor poder adquisitivo que viven en pisos amplios y de decoración de revista con portero; policías y empresarios corruptos; y, bajo sus calles, en las cloacas, los 'sintecho', que han montado su propia e insalubre ciudad en el subsuelo y a los que un concejal y su cuñado –propietario de una empresa de retirada de residuos– quieren echar en favor de la gentrificación.

Parecen, porque lo son, muchos los temas que Morgan toca en su guion. Decía la ganadora de un Emmy por ‘The hour’ en una entrevista con la BBC que su intención no era “explorar tanto a la vez”, pero que “si vas a abordar la ciudad en ese momento, es bastante difícil no cruzar esos temas principales”. De ahí que la desaparición de Edgar se entrelace y toque con todos esos otros asuntos. Y, aunque a veces parece que se está abarcando más de lo manejable y asimilable, lo cierto es que ‘Eric’ es una de esas series que conviene dosificar y reposar para que entre mejor y cale más. Ahí es cuando se nota su valor. Lo que la empuja es la lucha desesperada de Vincent por recuperar a su hijo. Desde su frágil salud mental y sus adicciones -que se complican con la desaparición y la situación de ruptura con la madre de su hijo, Cassie (Gaby Hoffmann)– este heredero renegado de un magnate inmobiliario que se gana la vida creando y manejando marionetas para un programa infantil se empeña en que la forma de devolver a Edgar a su hogar es dando vida al monstruo que el niño diseñó.

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