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Crítica | Festival de Venecia

Dea Kulumbegashvili juega en 'April' a un cucu-trás duro de roer

La ganadora de la Concha de Oro por ‘Beginning’, a competición en Venecia, refina sus herramientas de forma tan interesante como nuestra paciencia lo permita

Madrid·Actualizado: 05.09.2024 - 14:30
Fotograma de la película 'April’, de Dea Kulumbegashvili
Fotograma de la película 'April’, de Dea Kulumbegashvili · Fotografía: Festival de Venecia

El resabido 'travelling' de Kapo. Pocas veces me he enfadado tanto mirando a una pantalla como con ‘Beginning’. Más específicamente, cuando en la película una mujer es violada en medio de un campo de flores, obligándonos a lidiar con la imagen de su cuerpo siendo agredido a una distancia suficiente para ser ya parte del paisaje, pero no tanto para disasociarnos la violencia extrema en el cuadro. Recreación hipervisible y con saña. Afortunadamente, el regreso de Dea Kulumbegashvili cuatro años después y con la Concha de Oro por garante ha replanteado algunos de sus términos.

‘April’ arranca contemplando largo rato el cuerpo desnudo de un ser humanesco hecho con jirones de carne vieja, una criatura ciega dentro de algún lugar acuoso y sumido en la oscuridad absoluta (vean las cacerías de ‘Under The Skin’, pero Scarlett Johannson se ve como el fauno del laberinto). A una imagen fascinante la contesta una banda de sonido que va envolviéndola y envolviéndonos en la sala, con dos niñas canturreando suave, ¿justo fuera de plano? Las vemos y no las vemos al mismo tiempo.

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