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Reportaje

¿Quién puede dirigir películas? La dificultad para llegar al sector y los malabares para sobrevivir

Varios cineastas hablan con Kinótico sobre los riesgos y las barreras económicas o burocráticas que pueden impedir el desarrollo del talento en nuestro país

Madrid·Actualizado: 07.01.2025 - 06:30
La directora Sandra Romero durante el rodaje de la película 'Por donde pasa el silencio'
La directora Sandra Romero durante el rodaje de la película 'Por donde pasa el silencio' · Fotografía: BTeam

Un estudio realizado por Stephen Follows a partir de datos del British Film Institute (BFI), puso de relieve en noviembre de 2013 que menos del 3% de los directores británicos con una única película en su trayectoria han conseguido dirigir dos títulos más, y solo el 13% de los productores de películas de bajo presupuesto se han embarcado posteriormente en un segundo proyecto. En el libro 'La cultura es mala para ti', sus autores, Dave O'Brian, Mark Taylor y Orian Brook, abordan las desigualdades en el acceso a las creaciones, así como a las industrias culturales, y ponen de manifiesto que los entornos con un acceso desigual en las profesiones artísticas nunca podrán llegar a disfrutar de una contribución cultural plena. Si bien en el anterior artículo de esta serie publicado en Kinótico se abordaron las dificultades para acceder a estudios específicos de cine, en esta ocasión la pregunta es otra: ¿quién puede realmente llegar a rodar películas?

"Lo difícil en este tipo de trabajos es mantenerse. ¿Quién se puede permitir estar en su casa escribiendo gratis?", se pregunta Sandra Romero, que ha debutado este año en el largometraje con la película 'Por donde pasa el silencio' y que combina la dirección audiovisual con su trabajo como docente. En declaraciones a Kinótico, la cineasta, procedente de una familia humilde, reflexiona sobre una de las preocupaciones de aquellos directores, guionistas o productores que no cuentan con un colchón económico o una situación familiar privilegiada y se ven obligados a mantener varios trabajos o, en algunos casos, a abandonar la profesión. En su caso, después de estudiar periodismo en Sevilla, se mudó a Madrid para estudiar cine en la ECAM gracias a la beca que obtuvo. Al terminar sus estudios, compaginó las clases que impartió como docente con sus proyectos puntuales, lo que le permitió tener un sueldo pequeño para "sobrevivir" y a la vez tener un tiempo para escribir.

La "sensación de tener riesgo" se mantiene siempre, tal y como añade esta directora. "Piensas en lo que va a pasar si el año que viene no tienes trabajo y no tienes un proyecto que te aporte unos ingresos. Los ahorros que he podido reunir con la película o con la serie tienen un límite. Tienes que saber que esto es una profesión arriesgada, aunque he encontrado la manera de sentirme más tranquila", señala Romero sobre la estabilidad que aporta a muchos cineastas dedicar parte de su tiempo a la docencia. "El cine es caro y gran parte de este país procede de clase obrera. La diferencia es que si te dedicas a otra cosa, tienes un salario fijo desde hace tiempo. Aquí es muy distinto, si te viene un periodo malo no hay nada de lo que puedas vivir", apunta esta cineasta, que llegó a la industria desde un entorno alejado de la cultura, en el que no pudo tener una educación cinematográfica tan vasta como ocurre con otros cineastas.

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