Entrevista

Laura Casabé: “Yo quiero contar desde el miedo particular, la sensación permanente de que todo se puede desmoronar”

La cineasta argentina visita el set de Kinótico para acompañar el paso por el Festival de Sitges de ‘La virgen de la tosquera’, adaptación de Mariana Enríquez

Sitges·
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La directora argentina Laura Casabé a su paso por el set de Kinótico en el Festival de Sitges 2025
La directora argentina Laura Casabé a su paso por el set de Kinótico en el Festival de Sitges 2025 · Fotografía: Kinótico

La realizadora Laura Casabé ganó el premio a la Mejor Dirección en la sección Noves Visions del Festival de Sitges de 2019 con ‘Los que vuelven’. Y la vuelta de la propia Casabé a la capital internacional del cine fantástico, tras haber competido en Sundance y haberse hecho con el Gran Premio de la competencia argentina en BAFICI de Buenos Aires, se vive como un retorno triunfal. La cineasta presenta a Sección Oficial ‘La virgen de la tosquera’, una película que fusiona dos relatos de Mariana Enríquez y sobre la que ya habló en enero con Daniel Mantilla para Kinótico. El filme fue imaginado junto con el guionista Benjamín Naishtat, director de ‘Rojo’ y ‘Puan’, y aborda el ensombrecimiento de una joven lolita, Natalia (la debutante Dolores Oliveiro), que ve cómo su enamorado es zafado por una competidora mayor y más libre (la mexicana Fernanda Echevarría). Retomamos la conversación volviendo a los básicos: una tosquera es una excavación profunda creada por la extracción de tosca, un tipo de tierra arcillosa. Dicho agujero nunca se cubre y es tan hondo que se inunda del agua subterránea.

“Se le dice ‘la pileta de los pobres’. Cruel, lo sé”, explica Laura Casabé. “Es un espacio inquietante y objetivamente peligroso. Sin embargo, como en las tosqueras el agua es muy cristalina, por la extracción de las napas, la gente las usa mucho en verano. Eso ha llevado a muchos accidentes”. En su película se alude a ellos, pero el miedo viene de otra parte. El verano, un tiempo tradicionalmente asociado con las oportunidades, se torna oscuro y sin remedio cuando un hombre sin techo planta su carrito de la compra en medio de las calles del conurbano (la suburbia argentina) y maldice con su muerte al barrio tranquilo, donde vive la abuela de Natalia (Luisa Merelas, una pata de la coproducción española, con Mr Miyagi Films).

Esta maldición de la pobreza resultará familiar a quien recuerde el cuento ‘El carrito’, vecino inmediato de ‘La virgen de la tosquera’ en ‘Los peligros de fumar en la cama’ de Mariana Enríquez. El respeto a la obra de la autora lleva a la responsable de ‘Los que vuelven’ a considerar su lectura de la película como “una transposición”, y no una adaptación al uso: “Sus historias son profundamente cinematográficas, se van a adaptar mucho”. Como creadora, a Casabé no le importuna que Enríquez ya trufe sus páginas de referentes audiovisuales muy concretos: “Sus cuentos han dejado un gran espacio para la imaginación, para complementar con sonidos, emociones e imágenes el universo que propone. Como autora, es un privilegio trabajar con ese material”.

“Una transposición –y eso lo tomo de Lucrecia Martel, al adaptar ‘Zama’– tiene que ver con imprimir la experiencia personal. Es decir, no es tanto ser fiel al material sino trasladar lo que a mí, o a nosotros como equipo, nos pasó con ese relato”. ‘El carrito’ fue el primer cuento que leyó de Mariana Enríquez: “Quizás haya una conexión emocional y afectiva que hoy no podría no nombrar, aunque no hubiera reflexionado sobre ello en aquel momento. De hecho, la primera escena que leí fue la escena inicial, donde el villera maldice a toda la cuadra. Recuerdo inmediatamente que pensé en cómo lo filmaría, aquello ya era una película en mi cabeza”.

Fotograma de 'La virgen de la Tosquera', de Laura Casabé
Fotograma de 'La virgen de la Tosquera', de Laura Casabé · Fotografía: Ajimolido Films


Terror en femenino y plural

Tanto Naishtat como ella tenían la edad de las protagonistas adolescentes durante la crisis que sufrió Argentina en el invierno de 2001, un momento que “quería pensar como una película de terror, como una maldición”. Añade Casabé: “A mí no me interesa hacer una reflexión sociológica sobre por qué Argentina va cayendo una y otra vez en periodos de crisis. Yo quiero entenderlo y contarlo desde el miedo particular, que tiene que ver con la sensación permanente de inestabilidad, de que todo se puede desmoronar”. Aquella presión, entiende ahora, debe nombrarse como ansiedad. Se trataba de un síntoma generacional: “Nos pasábamos los días callejeando sin celular, y habíamos naturalizado nuestra profunda angustia, que venía de una sensación perpetua de cancelación de futuro”. Para una seguidora acérrima del género, pasar lo personal por el filtro del terror ayudó, naturalmente: “Purgué un montón de cosas con esta película. Lo exorcicé, aunque también fue lindo volver a los espacios de mi juventud”.

"Si durante décadas las mujeres no hicieron películas de terror, claro que nuestra forma de mirar el miedo resulta novedosa”

Pasar por el filtro de lo personal era algo que ya hacía el cine bien establecido y considerado de la Argentina de sus años como estudiante: “Cuando estudiaba cine argentino, que tiene una fuerte raigambre realista, el fantástico se consideraba algo menor”. Por ello, la directora ha transformado la crisis en un cuento de brujas como una suerte de revolución: “Hoy el género es lo más renovador en la cinematografía argentina, y va muy acorde a esta realidad extraña que vivimos”.

El papel que guía la primera persona en un relato de terror guía el resto de entrevista: “Lógicamente, la mirada femenina aparece en el género como renovadora, casi por estadística. Si durante décadas las mujeres no hicieron películas de terror, claro que nuestra forma de mirar el miedo resulta novedosa”. A pesar del prejuicio ligado a la falta de referentes, Laura Casabé defiende el Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña como agente clave para su carrera: “Porque existe Sitges, existe esta película”. “No sólo es un festival muy interesante porque ha tomado una especialidad muy concreta, sino porque dentro de ese nicho también es muy diverso, y eso es lo que me encanta de Sitges. Sitges entiende el género como algo completamente plástico y en transformación”, lo cual pasa por abrazar, opina Casabé, el cine hecho fuera del centro blanco y masculino.

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