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Crítica

'Romería', una arrebatada y quirúrgica coda para la trilogía fundacional de Carla Simón

La ganadora del Oso de Oro se estrena en la competición de Cannes con el cierre a la trilogía sobre la historia su familia que iniciaron ‘Verano 1993’ y ‘Alcarràs’

Cannes·Actualizado: 21.05.2025 - 14:55
Mitch y Llúcia García, en una foto de rodaje de 'Romería', de Carla Simón
Mitch y Llúcia García, en una foto de rodaje de 'Romería', de Carla Simón · Fotografía: Quim Vives

No hay nada más cercano a los dioses del cine en el mundo terrenal que los miembros del comité de selección del Festival de Cannes. Su poder es tal que no solo determinan quién está preparado para recibir la exclusiva invitación a un club en el que es más difícil entrar que salir, sino los temas y las tendencias de las que se va a hablar, al menos, durante las dos semanas más determinantes del calendario del cine de autor. La 78 edición empezó hablando de la verdad, de cómo ha perdido su significado en los tiempos de Trump o de cómo se puede moldear a demanda de los que tienen el poder y de los que, lo sepan o no, son víctimas de él. Pasaba en películas como ‘Eddington’, ‘Two prosecutors’, ‘Dossier 137’ y ‘It was just an accident’, tan diferentes entre sí como también lo son ‘Alpha’ y ‘Romería’, las dos aspirantes a la Palma de Oro que exploran la crisis del VIH/sida desde el personalísimo y opuesto prisma de sus autoras, Julia Ducournau y Carla Simón.

La francesa y la española comparten generación (las dos lideran una nueva generación de referentes a los dos lados de los Pirineos) y trayectoria (ambas ganaron un gran festival europeo con su segundo largometraje, una proeza que difícilmente hubiera sucedido en el siglo XX, y llegan a Cannes con el hype de tener que justificar su meteórico ascenso a las grandes ligas). Los paralelismos se acaban ahí. La provocación y la violencia estética del cine de la autora de ‘Titane’ nada tiene que ver con la naturalidad y el lirismo de la responsable de ‘Alcarràs’. La primera se enfrenta a la enfermedad en clave alegórica, desde cierto oportunismo y creando su propia terminología para nombrarla, aunque también denuncia el abandono familiar y social y la falta de empatía hacia los que la sufrieron.

‘Romería’ nace de un lugar muy diferente, partiendo de una historia personal (la directora perdió a sus padres por el sida), continuando una senda iniciada por ‘Verano 1993’ (donde ya se retrataban momentos cotidianos que mostraban los prejuicios y la falta de información en la España de la época, algo que vuelve a estar en su nuevo trabajo a pesar de estar ambientado una década más tarde) y terminando en lo semántico (reconocer y desestigmatizar la enfermedad es una parte trascendental del emotivo y contundente, aunque más contenido de lo habitual, clímax de ‘Romería’).

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