Mesa redonda de actrices de series de Kinótico 2024: "Hay que dejar de ser siempre el objeto al servicio de la mirada masculina"

Vamos allá. Segunda ronda de las mesas redondas de Kinótico. En otro año excelente para las interpretaciones femeninas, Elena Anaya ('Las largas sombras'), Iria del Río ('Los años nuevos'), Marina Salas ('Yo, adicto'), Irene Escolar (‘Las abogadas', ‘Las largas sombras’), Alicia Borrachero ('El caso Asunta') y Clara Lago ('Clanes') acompañan a María Guerra en el encuentro protagonizado por las actrices de series de 2024. Las intérpretes reflexionan sobre cómo están viviendo los vientos de cambio en una industria en la que el acoso y el machismo han campado a sus anchas durante décadas, sus peores pruebas de casting, las razones por las que hacer o no hacer un proyecto, las exigencias físicas y estéticas que persiguen a las actrices y qué más les han marcado en su carrera, la diferente vara de medir entre hombres y mujeres en las transformaciones físicas de los intérpretes, sus primeras veces con los premios o los malos tragos profesionales que las han ayudado a convertirse en las actrices que son hoy en día.

La doble vara de medir. “La cantidad de veces que he tenido que oír ‘no te pongas más de rubia, que te sienta mal’... Pero qué más da, si es que estoy haciendo un personaje”, lamenta Alicia Borrachero, la actriz encargada de interpretar en ‘El caso Asunta’ a Belén Hospido, abogada defensora de Alfonso Basterra. "Y no lo digo por hablar de mí, pero es que si de repente aparece un señor que engorda 30 kilos para una película [la respuesta es muy diferente]. ¡Qué actorazo! ¿Habéis visto lo que hace?! Él es percibido como un actor, cuando nosotras lo hacemos todos los días y no solo es que no se vea, es que después tienes que compensarlo yendo a la alfombra roja ideal para que vean que tú no eres así. Por dios”.

La protagonista de la mítica ‘Periodistas’ recuerda el caso de Renée Zellweger. “No sé si recordáis lo que pasó cuando apareció en una alfombra roja, aparentemente operadísima y con otra cara. Fue un escándalo. Todos los artículos decían que se había destrozado. ‘¡Con lo guapa que era!’. Personalmente, yo no lo haría, pero cada uno que haga lo que quiera. No debe ser fácil sobrevivir en una industria así. Recuerdo una columna en The New York Times. La periodista explicaba que si Renée no lo hubiera hecho y hubiera aparecido con la tripita, la papadita, la patita de gallo… la iban a criticar por aparecer así. Dejadnos en paz, de verdad”. Marina Salas, una de las secundarias del año gracias a ‘Yo, adicto’, continúa esa reflexión. “Para mí, lo más peligroso es que te confundas tú, que tú misma por dentro empieces a ponerle atención a cosas que no son importantes, a despistarte y a ir por un lado que no debe ser. Mi trabajo es otra cosa”.

La gran oportunidad. Iría del Río ya había hecho pruebas con Rodrigo Sorogoyen para otros proyectos antes de que el director de ‘As bestas’ pensara en ella para protagonizar su última serie, ‘Los años nuevos’. “Más que un casting, fue una sesión de trabajo”, recuerda la actriz. “Yo con él siempre he sentido que sus castings son casi como un simulacro de rodaje. Estás ahí y sientes que te está dirigiendo y que estás trabajando, probando cosas y que los dos os estáis probando. En ‘Antidisturbios’ me salió un personaje muy pequeño que no tenía nada que ver con lo que hice en el casting. Años después me lo encuentro un día y me dice: ‘Estoy escribiendo un proyecto… bueno, ya te diré’. Conseguí olvidarlo a medias, porque ya sabéis que a veces los proyectos tiran para adelante o no”. Dos años después, Sorogoyen se puso en contacto con ella. La serie se iba a hacer finalmente y había escrito el personaje femenino protagonista expresamente para ella.

“Nos tomamos un café en el que me contó de qué iba la serie. Cuando me explicó cómo era el proyecto, me enamoré absolutamente. Antes de irme le pregunté qué posibilidades, de cero a cien, había de que apareciera alguien y dijera que yo no era la mejor opción para hacer el personaje”, prosigue. El director la tranquilizó (“Eso no va a pasar”) y el resto es historia. A pesar de que la película independiente ‘El increíble finde menguante’ fue su carta de presentación en 2019, ha tenido que pasar un lustro para que llegue su gran oportunidad. “Llevo 10 años trabajando como actriz, pero me siento un poco recién llegada y estoy muy emocionada con todo lo que está pasando”, reconoce la barcelonesa, que en varios momentos de la conversación se muestra fascinada y emocionada de estar rodeada de sus compañeras de mesa.

Castings inolvidables. Clara Lago, protagonista de ‘Clanes’, recuerda en una hilarante confesión cuáles fueron sus dos experiencias más inolvidables, aunque no necesariamente para bien, presentándose a un casting. La primera fue ‘Tirante el blanco’, mientras rodaba ‘Hospital Central’ junto a Alicia Borrachero, su madre en la mítica ficción médica. “A veces te ponen secuencias [imposibles] en los casting. ‘Y entonces te encuentras a tu marido muerto y le coges y no sé qué…’. Yo tenía 15 años entonces. Tampoco hablaba inglés en ese momento y tenía una presión que te cagas. Me llevé una almohada para hacer del marido muerto, por no hacerlo al aire. Como me estaba saliendo fatal y no estaba emocionada ni nada, hundí la cara en la almohada como haciendo que lloraba muy fuertemente. Todo mentira. Me salió fatal y según salí llamé a Alicia llorando como una magdalena. Eso fue lo que me hizo tomar la decisión de irme a estudiar a Estados Unidos un año para aprender inglés”.

Poco después fue convocada para un casting para aparecer en ‘Volver’ como la hija de Raimunda, interpretada por su adorada Penélope Cruz. “Era el sueño de mi vida y sigue siendo el sueño de mi vida”, admite una actriz que años antes ya había sido nominada al Goya por ‘El viaje de Carol’, de Imanol Uribe. “En ese momento yo estaba rodando una película con Yohana Cobo ['Arena en los bolsillos', de César Martínez Herrada, estrenada meses después de 'Volver']. Nos habían dicho que el proyecto era 'top secret'. Cuando hice la primera prueba no sabía a lo que iba. Llego a El Deseo y me encuentro allí con Pedro, Agustín, Penélope, Lola Dueñas, Luis San Narciso… Todos fueron maravillosos, pero la escena que tenía que hacer era en la que ella le confiesa a su madre lo de la violación. Pasé a segunda ronda sabiendo que era la misma secuencia y me pude preparar más. Salió muy bien y ahí yo dije: ‘Ya está, después de esto que sea lo que tenga que ser porque no depende de mí’. Poco después en el rodaje de la película que estaba haciendo estábamos en una gasolinera cuando de repente veo un Vogue que tenía a Penélope en portada. Me quedé mirándola. De repente veo a Yohana y me di cuenta de que estaba igual que yo. En ese momento nos miramos y nos dimos cuenta de que éramos las dos que estábamos compitiendo para el mismo personaje”. Tras acabar la tercera y última prueba, ("lo hice fatal, es como si estuviera poseída por otro ente, no me encontraba”, relata) acabó llorando y volvió a llamar a Alicia Borrachero, su confidente en un momento clave de su carrera. Yohana Cobo, protagonista un año antes de ‘El séptimo día’, de Carlos Saura, fue la elegida finalmente.

La mirada masculina. “Se ha puesto sobre la mesa la palabra dignidad y me parece muy interesante, porque creo que tiene que ver con otra manera de vernos a nosotras como actrices delante de la cámara. Hay que dejar de ser siempre el objeto al servicio de la mirada masculina, de la manera que sea”, reivindica Irene Escolar, protagonista este año de dos proyectos muy diferentes: ‘Las largas sombras’, en las que interpreta a una policía que debe investigar la desaparición de su hermana veinticinco años antes, y ‘Las abogadas’, donde da vida a Manuela Carmena en los últimos años de la dictadura de Franco. “Clara Roquet nos preguntó a todas las actrices de ‘Las largas sombras’ si queríamos, dentro de la medida de lo que fuera nuestro personaje, estar con la cara lavada. No digo que sea una cosa necesaria, pero si el personaje lo pide, como era la policía que lo interpretaba. Me parece algo absolutamente liberador no tener que estar pendiente del físico. Es algo maravilloso y que yo solo había vivido antes en el teatro, donde eso daba exactamente igual. Cuando iba a rodar había más gente preocupada por eso, cuando a mí me da igual”, lamenta la ganadora del Goya por ‘Un otoño sin Berlín’. “Hay que crear otro tipo de respeto y otra manera de usar el poder en los ambientes de trabajo, aunque en eso sí creo que está habiendo un gran cambio a muchos niveles”, destaca Escolar.

Los premios. “Cuando me preguntan por los premios, no sé qué decir”, admite Iria del Río. Desde fuera siempre lo he vivido como algo muy emocionante, pero me parece algo tan desconocido”. “Ya verás este año cómo lo vas a vivir”, responden al unísono Clara Lago, Irene Escolar o Elena Anaya. Días después de este encuentro, Iria del Río fue una de las nominadas en los Premios Forqué. La ganadora del Goya por ‘La piel que habito’ confiesa que una vez llegó a dormirse durante el anuncio de su categoría y recuerda su famosa primera vez en la gran fiesta del cine español, cuando un milagro en forma de Loctite impidió que su vestido se viniera abajo justo antes de entrar en escena. El episodio somnoliento de Anaya sucedió en una gala de la Unión de Actores. “Estaba rodando de noche y yo tengo un poco de narcolepsia. Ya voy a mejor con los años en serio, pero me quedé profundamente dormida. Estaba con Gustavo [Salmerón, su pareja de entonces] y de repente me dice: ‘Despierta, despierta’. Es algo que puede pasar. También te puedes dormir haciendo teatro. Estas cosas pasan”, ríe.