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Videocolumna
'La homilía' de Pedro Vallín. Somos el mundo de 'The leftovers'
Los eventos extraordinarios convocan reacciones ejemplares y miserables que no hacen honor a lo que somos porque no hay revelación última en horas tremendas

¿Con quién quieres pasar el fin del mundo? La respuesta convencional es “con los tuyos”. Pero a esa respuesta, el director Ruben Ostlund le añadía un asterisco en 'Fuerza mayor' (2014), su mejor película hasta la fecha —y vista su continuada deriva hacia el chascarrillo, muy probablemente, la mejor de su vida—, que abría una nota al pie: “A lo mejor, no”. En estos tiempos de eventos descomunales, cada pocos trimestres un evento catastrófico nos obliga a responder a esa pregunta: una pandemia mundial, un volcán, una guerra a las puertas, un gran atentado terrorista, una dana, un apagón general, una rueda de prensa de Trump… la actualidad apenas nos da tregua proveyendo eventos ligados a la extinción y nos mantiene en guardia para no ser como el protagonista de la película de Ostlund que, ante la inminencia de un alud de nieve, coge su iPhone e instintivamente abandona a su mujer y sus hijos a su suerte.
La hipótesis —que al final la propia película echa a perder con una solución barata y moralista, vicio al que el cineasta se ha ido abandonando— es que la huida puede erosionar todo un entramado simbólico —el de la familia, la masculinidad protectora, la paternidad responsable, el amor invencible— cuando lo instintivo contradice lo normativo. La huida, aunque sea por unos segundos, abre una grieta irreparable porque revela algo insoportable sobre quiénes somos cuando no nos da tiempo a pensar. La primera parte de la película, construida alrededor del silencio incómodo, es tan incisiva porque la miseria fortuita no solo arrasa a la familia sino también a su protagonista: no es solo lo que los demás piensen de lo ocurrido, empezando por su esposa, sino lo que uno descubre de sí mismo en esas circunstancias.

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